Nuevas esquelas funerarias

carme alborés CON CALMA

BARBANZA

JOSE MANUEL CASAL

Mirando esta sección necrológica se pueden observar a veces cosas muy curiosas

19 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La gente mayor suele mirar en el periódico la sección de las esquelas. No sé si es porque puede salir algún conocido o para curiosear la edad de los muertos. Pero mirando esta sección necrológica se pueden observar a veces cosas muy curiosas, sobre todo si se viene haciendo desde hace tiempo. Las esquelas antiguas eran muy parecidas, en todas había una cruz, todos morían confortados con los auxilios espirituales, todos rogaban una oración por el eterno descanso de su alma y añadían: «Favores que agradecen». Además del nombre del difunto también se le ponía el mote.

Todas las esquelas daban cuenta de una larga lista de los familiares: padres, tíos, primos, abuelos, cuñados, y demás familia, incluidos algunos ya muertos y que solían estar marcados con una crucecita. Solían indicar el lugar de la capilla ardiente, no había tanatorios, todos admitían el duelo y el acompañamiento del cadáver hasta su sepultura en el cementerio, ofreciendo incluso un servicio gratuito de autobuses para recoger a la comitiva. Todas las esquelas estaban redactadas en castellano (últimamente muchas lo hacen en gallego), todas ribeteadas con una franja negra y con un motivo religioso, que en la iglesia se repartía a los asistentes.

De un tiempo a esta parte las cosas están cambiando, la muerte está frivolizada y edulcorada (interesa pasar el trance cuanto antes). Se suprime toda fórmula religiosa en las esquelas y a cambio añaden frases (a veces cursis) de alabanza, nostalgia o la fórmula latina sit tibi terra levis (que la tierra te sea leve).

Ya no hay autobuses, incluso muchos no admiten el duelo, ni entierros, el difunto va directo al crematorio, ya nadie se viste de luto. Se suprimen los rituales y el culto mortuorio, también está mal visto el sollozo ruidoso en público y las lamentaciones en voz alta. El duelo se resuelve con fármacos y consultas al psicólogo.

La señora María asistió ya a muchos entierros, consoló a muchos familiares, colaboró en muchos ritos funerarios: cocinando el banquete fúnebre, amortajando, limpiando la casa, llorando y rezando con los asistentes, por esa razón ella siempre dice que la muerte ya no le asusta. Decía Eurípides: «A los muertos no les importa cómo son sus funerales».