Cada acción de Ejecutivo central es una excusa para la bronca partidista y la deconstrucción del modelo autonómico
18 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Mucha gente se pregunta por qué los españoles siguen juntos después de 500 años. El estado de las autonomías es el mejor ejemplo de lo que nuestra historia es capaz de conseguir a base de ir improvisando. Se ha ido construyendo a golpe de necesidad y coyuntura. Suárez restableció la Generalitat de Tarradellas para evitar el triunfo socialista. El PSOE se inventó un referendo en Andalucía para ser considerada comunidad autónoma pese a la oposición en Almería. Aznar cedió el 30 % del IRPF e impuestos especiales a Cataluña y así hasta la singularidad financiera actual firmada por socialistas y Esquerra Republicana con el apoyo del Gobierno.
Cada acción de Ejecutivo central es una excusa para la bronca partidista y la deconstrucción del modelo autonómico. El PP ha descubierto que Cataluña es su mejor apuesta para atajar la ruta que le lleve a la Moncloa. Una vez instalados en la sede del Gobierno dejarán de romperse las vestiduras y afirmarán el amor por hablar catalán en la intimidad y así a trompicones se va definiendo una nueva España sin dibujo de fondo, sin meta ni objetivo. Ser español terminará por definirse como ser que resiste.
Y mientras aquí paseamos el féretro de la amnistía y ETA, en Europa avisan del peligro de perder derechos si se pierde competitividad. El Gobierno acudió a Bruselas a pedir 10.000 millones de euros a la vez que sus comunidades autónomas rebajan impuestos, significa que les sobra dinero. ¿Para qué quieren mas? España, cada vez más una abstracción que una realidad física que no sabemos dónde ubicar, se desliza por el desagüe de la incapacidad permanente para tomar decisiones que sirvan para mejorar la vida de los ciudadanos. Dónde quedan los políticos valientes y visionarios que plantearon la España de la Transición,