Hipocondría digital

Carmen Alborés CON CALMA

BARBANZA

Imagen de archivo de un ordenador.
Imagen de archivo de un ordenador. XOÁN CARLOS GIL

Mucha gente acude a internet como si de un médico virtual se tratase

08 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Mucha gente acude a internet como si de un médico virtual se tratase. Miran con gran inquietud los síntomas de tal o cual enfermedad, provocándole esto una gran alarma al ver que el resultado muestra efectos catastróficos sobre su salud, o también sienten gran alivio al ver que sus síntomas no coinciden con un tremendo resultado.

La búsqueda es inquietante, ya que internet es un doctor frío y se limita a darnos toda la enorme casuística posible, no mira nuestra cara de espanto, no siente nuestra angustia, nuestro miedo, ni nuestra cara de satisfacción cuando leemos una posible cura de nuestro mal. Internet es el infalible, o así lo creemos, médico digital, es un médico que no nos anima, no nos consuela, no nos da esperanza, le importa un bledo que vivamos o muramos, no conoce nuestro historial clínico, no sabe si somos hipocondríacos y nos lo creemos todo, o si somos de los que suelen ponerse en el peor de los casos, o si por el contrario banalizamos todo y no nos creemos nada.

Cuando al fin acudimos al médico, vamos con el alma en un puño porque creemos que ya sabemos lo que nos va a decir, luego comprobamos cuan equivocados estábamos y cuanto sufrimos inútilmente. Pero la cosa va a peor, muchos cuentan ya con un reloj digital que mira los pasos que dimos, cuánta energía gastamos, controla nuestro ritmo cardíaco y cuenta nuestras pulsaciones, no sea que nos pasemos o nos quedemos cortos.

La hipocondría ahora ya es cibernética. En casa muchos ya tienen un aparato para medir la temperatura, la tensión arterial, otro para ver la cantidad de glucosa, una pinza para poner en el dedo y ver el nivel de oxígeno en sangre, y además una gran cantidad de medicamentos «por si acaso». Decía Sófocles: «Para quien tiene miedo todo son ruidos». Y yo añado: Para el hipocondríaco todo son alarmas y desasosiegos.