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Durante los 12 años que lleva al frente del Centro Empresarial da Construción do Barbanza (CECB), José Manuel Dios ha sido testigo de los altibajos por los que ha pasado el sector en la comarca. También conoce de primera mano los problemas que afectan a las empresas del ramo.

—¿Qué radiografía hace del sector en la actualidad?

—La construcción está en un buen momento, porque hay carga de trabajo. El problema es la falta de mano de obra. Hay pocos profesionales y eso provoca que las empresas que hay se vean incapaces de atender la demanda.

—¿De dónde procede esa carga de trabajo que menciona?

—Procede principalmente del sector industrial. Por fortuna, Barbanza tiene una industria pujante y eso provoca que las empresas existentes generen un volumen importante de trabajo, tanto en ampliaciones como en reformas y obras diversas. La construcción y la industria tienen que ir de la mano y están yendo.

—Con respecto al problema de falta de mano de obra al que hace referencia, ¿cómo se puede revertir la tendencia?

—Es un problema con difícil solución, porque los chavales no toman la iniciativa de aprender un oficio y nos estamos quedando sin relevo generacional. Por eso desde el CECB estamos tratando de incidir en esta cuestión, apostando por los ciclos duales de formación profesional y poniendo nuestras empresas a disposición de los estudiantes para que puedan realizar las prácticas en ellas. El problema es grave, porque no hay gente cualificada para incorporarse de forma inmediata, lo que supone un contratiempo importante para las empresas.

—¿Qué falla en el sistema para que los jóvenes no apuesten por sectores en los que el trabajo parece estar garantizado?

—Se ha perdido el oficio y la Administración no hace nada por recuperarlo. Nuestra generación empezó a trabajar con 17 o 18 años y aquellos que se formaban, compatibilizaban estudios y trabajo. En estos últimos 20 años se ha perdido esa forma de vida y por eso ahora hay un vacío de profesionales insalvable.

—El hecho de que las condiciones laborales hayan mejorado tampoco parece haber servido de mucho...

—No, porque no se saben vender los beneficios que tienen este tipo de profesiones. Por convenio, un peón de la escala más baja tiene un sueldo mensual de 1.800 euros brutos, lo que supone una percepción neta de 1.200 o 1.300 euros. Creo que es un salario que está muy bien para empezar.

—Apunta hacia la Administración como culpable de esa falta de mano de obra, ¿qué puede hacer?

—Creo que lo primero es que todas las partes implicadas nos sentemos para analizar el problema y tratar de encontrar una solución. Ahora mismo es el Centro Empresarial da Construción do Barbanza el que está tratando de llenar el vacío. Contamos con una bolsa de trabajadores que ponemos a disposición de las empresas que acuden a nosotros en busca de empleados.

—¿Sigue siendo el intrusismo otro de los grandes problemas del sector?

—El intrusismo es el problema número uno del sector de la construcción. Es imposible competir con aquellos que no tienen que afrontar los mismos gastos que las empresas legalmente constituidas. Si bien es cierto que es una cuestión que ahora mismo se encuentra en un segundo plano, porque hay mucha carga de trabajo y las firmas se ven incapaces de atender las obras menores. Somos conscientes de que el intrusismo existirá siempre, porque no hay control suficiente por parte de la Administración.

«La formación es el gran puntal del CECB»

La construcción atraviesa en estos momentos un período de luces y sombras en Barbanza. José Manuel Dios asegura que hay carga de trabajo, pero hay amenazas que van camino de ser obstáculos insalvables. A ellas dirige sus esfuerzos el centro que preside.

—Apenas hay vivienda nueva a la venta y parece que la demanda sí va en aumento, ¿cuáles son las previsiones a corto plazo?

—La verdad es que los edificios residenciales salen a cuentagotas en esta comarca. Sí se nota más movimiento en lo que a construcción de viviendas unifamiliares se refiere. Pero, sin duda, las reformas y las rehabilitaciones copan ahora mismo el trabajo en este ámbito. Se están realizando muchas intervenciones relacionadas con las envolventes térmicas gracias a la concesión de ayudas, desde cambios de ventanas y cubiertas hasta aislamientos completos e impermeabilizaciones. Estas obras suponen entre el 40 y el 50 % de la carga de trabajo del sector.

—¿Por qué cree que no se impulsan proyectos para la construcción de edificios residenciales en la comarca?

—Es otro tema que habría que analizar en profundidad, porque vemos que en las afueras de las grandes ciudades sí se está construyendo a buen ritmo. Habría que incentivar y para ello es imprescindible bajar la presión fiscal, de forma que las empresas se animen a generar puestos de trabajo y a asumir nuevos proyectos.

—¿Cuál diría que ha sido el gran logro del CECB?

—Creo que la formación es el gran puntal del CECB, es nuestra línea de trabajo principal y hacia ella debemos seguir dirigiendo nuestros esfuerzos. Tenemos que conseguir que las nuevas generaciones se interesen por este sector y se profesionalicen, porque si no logramos atajar el problema de la falta de relevo nos irá muy mal.

—El centro luchó en su día por la implantación del ciclo de la construcción en el CIFP Coroso, ¿considera que existe alguna otra carencia formativa vinculada a este sector?

—Pienso que a nivel de ciclos formativos, la demanda del sector está cubierta, pero el enfoque no es el adecuado. Es necesario poner en marcha mecanismos para despertar el interés de los jóvenes, tanto por la construcción como por otras profesiones vinculadas a ella. La situación es preocupante y hay que actuar de forma inmediata.