Óscar y Adrián Martínez: «Nos entendemos con solo mirarnos, no hace falta que nos digamos nada»
BOIRO
Del barrio de Monte Alto a Barraña, los hermanos Martínez han vuelto a unirse en el vestuario del Boiro
26 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Del barrio herculino de Monte Alto al césped barbanzano de Barraña. Es ahí, en el feudo del Boiro, donde Óscar y Adrián Martínez se han vuelto a reencontrar con la pelota por medio. Creados en el fútbol callejero coruñés, y cincelados en la cantera del Deportivo, los dos ex fabrilistas vuelven a compartir vestuario, camiseta y escudo. De perfiles y talentos diferentes, ambos reconocen que les basta con un simple gesto para saber qué necesita el otro: «Nos entendemos con solo mirarnos, no hace falta que nos digamos nada».
Aunque el arranque liguero no fue el esperado, los hermanos Martínez comienzan a carburar. «Es cierto que empezamos con tres derrotas consecutivas, pero esos cero puntos no reflejaban la realidad de lo que había pasado en el campo», afirma el mayor de los dos, un Óscar La Magia que recaló el pasado curso en el Boiro. «Conozco a ambos desde pequeños, son de mi barrio. El año pasado, cuando aún no estaba en el club, Changui me preguntó por un mediapunta. Le hablé de Óscar. Estaba en el Montañeros, en primera regional, pero sabía su valía y su grado de compromiso». El que habla es su actual técnico, Luis Santiago, que tiene claro que «es un privilegio tenerlos a los dos, así como una bendición y una suerte».
Que Adrián Martínez acabase en Boiro era solo cuestión de tiempo. El pequeño, nacido en 1992, venía de ascender con el As Pontes a Tercera División, pero no lo dudó. Esta temporada tocaba reencontrarse con la familia. «No tengo queja, la adaptación ha sido muy buena. Pensé que iba a costar más, pero ya me vine un mes antes para Boiro a trabajar», destaca Adrián, quien llegó a llevar el brazalete del Fabril durante años. «Él es el bueno», reconoce Óscar Martínez.
El pasado
Luis Santiago tiene claro que «fue una injusticia que Adrián nunca llegara a debutar ni a entrenar con el primer equipo. Otros bastante peores en cuanto a calidad sí lo consiguieron. Fue el capitán de Fabril durante temporadas y una persona muy respetada dentro del campo. El tema de los representantes funciona así...».
Pero el pasado nunca regresa, y ahora toca centrarse en la tarea de esta temporada, en volver a meter al Boiro entre los mejores de Galicia. «Sabemos que hay cuatro o cinco clubes muy fuertes, pero hay que luchar hasta el final. Estamos en una racha en la que el balón sí quiere entrar y tenemos que aprovecharla», reconoce un Óscar La Magia ambicioso, tanto como en el campo, donde siempre busca el hueco, el pase que acabe en gol.
«Los dos entienden muy bien el juego. Óscar, del medio para adelante, tiene un talento natural para hacer cosas que pocos pueden. Si le hubiese acompañado la suerte cuando estuvo en Segunda B...», afirma Luis Santiago que también hace un perfil del pequeño de los Martínez: «Es un jugador que puede ocupar cualquier posición del medio del campo hacia atrás. Lo he visto de central, de interior, de mediocentro...». Todavía tiene grabado un partido que Adrián disputó cuando era todavía juvenil, en una Copa del Rey en la que se enfrentó al Real Madrid.
Contra Jesé
«Le tocó jugar de lateral derecho. En aquel Madrid jugaba Jesé, con todo lo que suponía en aquel entonces. Sin inmutarse fue cerrándolo, dejándolo sin ningún recurso. Lo sacó de Abegondo. Tácticamente es muy inteligente. No destaca por su físico, pero sí tiene mucha calidad. Aunque sea zurdo, se maneja muy bien con las dos piernas», afirma Santiago.
«Tenemos roles opuestos. Yo me tengo que encargar más de sacar la pelota limpia. Óscar es más de dar el último pase», reconoce Adrián. En lo que se asemejan es en la capacidad que han tenido para empatizar con el Boiro y su afición. «La adaptación ha sido muy buena. Tenemos un grupo muy sano, nos llevamos todos muy bien. Siempre quedamos para tomar algo después de los entrenamientos, sobre todo los viernes», asegura La Magia.
Aunque contento con el arranque del equipo, Adrián Martínez es consciente de que todavía hay cosas que mejorar, sobre todo las vigilancias en defensa: «Los equipos saben a qué queremos jugar y siempre buscan hacernos daño al contragolpe». Aún así, valora positivamente el arranque de curso: «Menos en el primer partido, en el resto hicimos méritos para ganarlos».
Si hay alguien que agradece que los dos Martínez se hayan vuelto a reunir en el mismo vestuario es Manuel, su padre. «La familia está encantada. Así no tienen que dividirse tanto para vernos», reconoce Óscar entre risas. Ahora, solo les toca entenderse una vez más con una simple mirada para ganarse a la siempre ambiciosa grada de Barraña.