El impacto del cierre de Boiro en sus fronteras: «Hai que levalo como se pode»

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez RIBEIRA / LA VOZ

BOIRO

MARCOS CREO

El trasvase de vecinos de municipios limítrofes para hacer acopio de productos básicos ha quedado interrumpido

08 dic 2020 . Actualizado a las 20:43 h.

El cierre perimetral de Boiro ha sido un jarro de agua fría por muchas razones, pero no son los vecinos de Boiro los únicos afectados por unas restricciones de movilidad que traen de cabeza a comerciantes y hosteleros. También los residentes en núcleos de otros municipios que lindan con el término boirense han visto como las limitaciones para intentar contener los contagios han puesto patas arriba su día a día cortando el trasvase de ciudadanos de un lado a otro de la frontera levantada por el covid: «Ninguén buscaba isto, pero agora hai que asumilo e hai que levalo como se pode», reflexionaba un vecino que vive justo en el límite municipal pobrense.

Vecinos de la zona de O Conchido y A Ribeiriña en A Pobra; de Taragoña, por el linde rianxeiro; y Tállara y, sobre todo, Fruíme, en Lousame, son los más perjudicados por las restricciones. A muchos de ellos les sale más a cuenta dirigirse a Boiro para hacer sus compras diarias que a las principales localidades de sus respectivos ayuntamientos, y eso se hizo notar ayer en Escarabote, por ejemplo: «O peche aféctanos moito, ata parece que non hai xente na rúa. Temos clientes da Pobra e si que se nota, pero tamén na xente de aquí, que anda con medo porque cada vez hai máis contaxios e non sae», comentaba la propietaria de un supermercado.

También hay vecinos del municipio pobrense que, por proximidad, acuden a la farmacia de Escarabote a por sus medicamentos, donde ayer constataban, no solo la merma de clientes a causa del cierre perimetral, sino un cambio de hábito: «Notamos a variación nos horarios, pola tarde isto está practicamente deserto, case non entra ninguén».

Este trasvase de vecinos, en muchos casos, también se produce a la inversa, de Boiro hacia otros municipios: «Á administración de lotería xa vou a Taragoña, e para mercar algo, se non é moita cousa, tamén vou alá mellor que a Boiro», apuntaba una vecina de Ponte Beluso.

En falta

La hostelería es uno de los sectores que peor lo está pasando en esta crisis sanitaria, y el cierre perimetral ha venido a darles una estocada más a la que no son ajenos los negocios situados en las parroquias boirenses. En A Casa do Demo, a escasos metros de la frontera con Rianxo, echan en falta a muchos habituales: «Temos moita xente de Taragoña que viña todos os días e xuntábanse aquí cos que Boiro». También del vecino Lousame llegaban clientes, sobre todo en los fines de semana: «De Fruíme, de Silvarredonda, e tamén de Noia, e agora non poden vir». Algunos, cuentan desde el establecimiento de Amanecida, llamaron el domingo para saber si podían ir: «Non se pode, e ademais a policía estivo facendo controis».

En cuanto a Lousame, hay un gran movimiento de personas que acuden al término boirense a diario a trabajar, pero también a realizar todo tipo de recados y gestiones: «De aquí de Fruíme si que vai moita xente facer compras a Boiro porque queda máis cerca que Noia».

Ante la nueva situación que está tocando vivir, la mayoría de los vecinos a un lado u otro de la frontera asume con resignación el cierre perimetral: «Adaptarémonos, seguro». Otros lamentan que las restricciones sean una preocupación más a la que ya generan por si solos los contagios, como explicaba un vecino de Escarabote: «Teño que ir todos os días á Ribeiriña porque teño animais e isto complica un pouco máis as cousas, porque non sabes moi ben se podes ir ou estás metendo a pata, pero os animais teñen que comer». Y también hay quien considera que el límite municipal es demasiado difuso para tomarlo como única referencia a la hora de establecer restricciones: «Os lindes ás veces son un contrasentido. Mesmo hai casas que teñen un cacho nun concello e outro no do lado».

Otro de los puntos de Escarabote en los que se evidencian las restricciones es el paseo marítimo, muy utilizado por los vecinos tanto de Boiro como de A Pobra y que estos días está mucho menos frecuentado: «Xente do Conchido e de por aí viña todos os días camiñando polo paseo, e agora non se ve a ninguén», apuntaba un vecino de Peralto.