Cabo de Cruz albergó una exaltación con elaboraciones de autor para el molusco rey
18 ago 2024 . Actualizado a las 20:11 h.Boiro es bateeiro. Cabo de Cruz es sinónimo de mejillón. Por si a alguien le cabía la más mínima duda de esto, un banquete en la dársena crucense se encargó de enamorar a los escépticos y de volver a encandilar a los amantes del molusco rey. La Exaltación do Mexillón regresó por todo lo alto a la localidad de la mano de un sector unido y de un grupo de jóvenes que consiguieron poner en lo más alto el valioso producto de sus bateas.
Que había ganas de recuperar la cita lo demostraron las colas. Decenas de personas que se acumularon en torno a la lonja de Cabo, donde aguardaban 1.800 menús degustación en los que el mejillón era el protagonista indiscutible. Antes de poder acceder en masa para comer, se pudo escuchar al presidente de la Deputación, Valentín González Formoso; al alcalde de Boiro, José Ramón Romero; a la directora de Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar), Covadonga Salgado; y al presidente de la asociación organizadora, Abel Sánchez. En sus breves discursos, se puso en valor tanto la riqueza del producto como la valía de los promotores de la cita, que, de forma totalmente altruista, arriesgaron para retomar la exaltación.
Sin más preámbulos y para esquivar el sol abrasador, se abrió la veda y comenzó el festín. Por un precio de diez euros cualquiera pudo degustar un menú sorpresa preparado con mimo. Cuatro elaboraciones conformaron una apuesta con la que quedó demostrado que el mejillón es tan delicioso como versátil.
Sabrosas raciones
Los amantes de la empanada gallega pudieron chuparse los dedos con una en la que el bivalvo rebosaba por los cuatro costados. Acertaron los cocineros con una suave cocción que permitió que el jugo del molusco empapase la masa para que esta se deshiciese en la boca.
Tampoco faltaron unos mejillones en vinagreta cítrica con sandía encurtida. De nuevo, una ración abundante y con piezas de buen tamaño a las que hubo que sumar un refrescante sabor.
La propuesta que más llamó la atención a los presentes fue una hamburguesa de bivalvo rebozado con salsa de tomate confitada. El contraste de las texturas y la armonía en el paladar con la hortaliza confirmaron el éxito de la elaboración. Y, como no podía ser de otra forma, también hubo los clásicos mejillones al vapor. Servidos en una malla, dieron el toque sencillo y necesario al menú.
Asimismo, los comensales no pasaron sed. Muchos eligieron para acompañar el atracón un albariño de Antonio Saborido, Xirpín, que maridó a la perfección con las raciones. Mesas llenas y el fin de las existencias confirmaron que la Exaltación do Mexillón ha vuelto para quedarse.