El instituto armado endosó una manita al clero en Boiro en un partido solidario con ambiente familiar, florituras, polémica y muchas carcajadas
16 dic 2024 . Actualizado a las 10:08 h.No hubo milagro en Boiro. El partido entre curas y agentes de la Guardia Civil se saldó con un triunfo cómodo para el instituto armado. La fe del clero no fue suficiente para hacer frente a un bloque verde en el que el talento y el físico fueron claves (5-2). Más allá de lo deportivo, en el campo de Vista Alegre se vivió una jornada en la que la solidaridad fue la auténtica protagonista. Con más de 4.500 euros recaudados para Cáritas, el fútbol cumplió las expectativas de un estadio abarrotado por un millar de personas de todas las edades.
El choque comenzó con el equipo de los curas muy activo en fase ofensiva, pero los guardias civiles no tardaron en imponer su ley. Un polémico gol anulado por fuera de juego posicional a los agentes abrió boca para el primero de la tarde. Un envío en largo de los verdes fue repelido a su propia meta de cabeza por un religioso.
Tener la necesidad de remontar animó al clero, que empató a los pocos minutos tras una gran jugada individual. Una de cal y una de arena, porque a las pocas acciones se volvieron a ver por debajo en el marcador por un nuevo tanto en propia, esta vez con un mal rechace por abajo. Con el 2-1 se llegó al descanso —más que merecido— en el que parte de la grada se posicionó claramente dando ánimos al bloque eclesiástico.
Aluvión de fútbol
El primer tanto tras el descanso llegó en una falta en al frontal que aprovecharon los curas para poner la igualada y soñar con la remontada. La ilusión se les fue rápido con un aluvión de fútbol de la Guardia Civil. Con una jugada de genio por el perfil derecho se abrió hueco y desde el corazón del área anotaron los agentes sin oposición. El tercer gol encajado, sumado a un bache físico momentáneo, hizo que los curas bajasen los brazos hasta recibir el cuarto y el quinto en un par de jugadas casi consecutivas.
Ni la entrada del alcalde de Boiro, José Ramón Romero, para organizar la medular del clero se tradujo en una mejoría en el marcador. Cuando algunos ya pedían la hora desde dentro del campo, el colegiado indicó el final del partido y certificó la manita de la Guardia Civil.
A continuación del tiempo reglamentario, ambos equipos decidieron patear una simpática tanda de penaltis en la que la suerte volvió a sonreír a los agentes en un césped invadido por los espectadores.
Tras el último disparo, Vista Alegre rompió en aplausos antes de emplazarse para repetir el próximo año una cita icónica y que Boiro espera convertir en tradición.