Los huesos y el chándal hallados en Mazaricos estaban ocultos en cinco bolsas

José Manuel Pan / Xoán Ramón Alvite REDACCIÓN / LA VOZ

MAZARICOS

Miembros del equipo de búsqueda, esta semana en la zona en la que se hizo el rastreo.
Miembros del equipo de búsqueda, esta semana en la zona en la que se hizo el rastreo. Alvite

Los investigadores de la Guardia Civil esperan a conocer los análisis de ADN para saber si los restos pertenecen a dos desaparecidos hace meses

01 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los huesos humanos hallados el miércoles en una zona de fincas de Mazaricos estaban metidos dentro de bolsas de plástico y ocultos entre la maleza. En cuatro de ellas estaban los restos humanos y había una quinta bolsa en la que apareció un chándal azul. Los huesos y la ropa aparecieron en una amplía zona que la Guardia Civil y voluntarios de Protección Civil rastrean desde que hace un mes se encontró un cráneo, que después se pudo confirmar que era de Antonio Tuñas, un vecino de Mazaricos desaparecido desde diciembre del año pasado. Pero el hallazgo de estos nuevos restos humanos lleva a los investigadores a analizar la posibilidad de que puedan pertenecer a Javier Iglesias, un vecino de Culleredo que desapareció el pasado mes de junio de su casa de Orro.

Hasta el momento es solo una hipótesis de trabajo, ya que los restos serán enviados al Imelga para proceder a su identificación y saber si tienen relación con el cráneo hallado hace un mes o si pertenecen a Javier Iglesias. Lo que sí parece que está definitivamente descartado es que el chándal sea de Antonio Tuñas, como explicó ayer en Vigo el delegado el Gobierno en Galicia, Pedro Blanco, que apuntó la posibilidad de que algunos restos fuesen seccionados. El análisis forense de los huesos por parte del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) podría aportar también más pistas sobre cómo se produjo la muerte de las personas que se correspondan con los restos hallados en las bolsas de plástico.

Al margen de la identificación de los huesos, que se hará cotejando muestras de ADN de los vecinos de Mazaricos y de Culleredo, los investigadores continúan con sus indagaciones y sospechan que el responsable de las desapariciones de los dos hombres es José Manuel Martínez Quintáns, alias Pandolo, que está en la cárcel desde el pasado mes de julio después de disparar a los vecinos de una casa de Ordes tras intentar robar un coche a punta de pistola.

Ayer no había operativos de búsqueda en la zona del último hallazgo, aunque está previsto que en las próximas horas se amplíe el área de rastreo en busca de más pistas ante la posibilidad de que puedan aparecer nuevos restos humanos.

No es la primera vez que la Guardia Civil rastrea esta zona, situada en el entorno del monte Paxareiras, entre los términos municipales de Mazaricos y de Muros. Hace dos meses ya se manejaba la posibilidad de que los cuerpos de los desaparecidos en Mazaricos y en Culleredo estuviesen en esta zona, alejada de áreas pobladas, y próximos entre sí. Es probable que los restos humanos que faltan se encuentren diseminados por la acción de los numerosos animales salvajes que acostumbran a moverse por este punto. Para continuar con la búsqueda es necesario realizar antes una importante labor de limpieza y desbroce de maleza. Por ese lugar también discurre un pequeño pero caudaloso riachuelo que también podría haber arrastrado algunos restos y, por lo tanto, haber alterado el escenario de búsqueda.

La zona de rastreo se ampliará en busca de nuevas pistas sobre los dos hombres

Mientras siguen las investigaciones, está previsto que el lugar de la búsqueda se traslade desde las proximidades del núcleo de Gosolfre, en Mazaricos, hasta un terreno próximo a la carretera que baja de Chacín a San Lourenzo, ya en Outes.

Al mismo tiempo que trascendía que habían aparecido nuevos restos humanos, también se conocía el fallecimiento de María Encarnación Quintáns, de 72 años y madre de Pandolo, al que la Guardia Civil vincula con la desaparición de Antonio Tuñas y Javier Iglesias. Aunque actualmente vivía en el municipio de Zas, el cuerpo de la mujer fue enterrado en el cementerio de San Mamede de Alborés, la parroquia en la que se encuentra la casa familiar. Se da la circunstancia de que la muerte de esta mujer se produjo pocas horas después del fallecimiento de Celia Cernadas, que fue esposa del desaparecido Antonio Tuñas. «Nun mes quedaron os tres no cemiterio. Unha historia que parece sacada dunha película», apuntaba una vecina que asistió al entierro y que señala que Encarnación siempre defendió a capa y espada la inocencia de su hijo. «Disque non aguantou a presión das televisións que non lle saían de enriba. Aínda saíu a principios desta semana nun programa falando do bo que era o seu fillo e defendendo que el non era o culpable da morte de Antonio», asegura la vecina.