
La subasta que se inició en noviembre se cerró sin comprador
22 ene 2022 . Actualizado a las 01:46 h.Podría haber sido una oportunidad de inversión para alguna otra firma del sector, o incluso para otro tipo de actividades siempre y cuando se ajustasen a la ley de Costas, pero finalmente la subasta por la fábrica de Calvo en Esteiro se ha cerrado sin comprador. De hecho, parece que nadie está dispuesto a pagar una suma de seis cifras por unas instalaciones que fueron un referente de la conserva en la ría de Muros-Noia, y en los más de dos meses que permaneció abierto el proceso de venta no se registró ninguna puja por el inmueble.
La subasta se inició en un portal especializado el pasado mes de noviembre, por un importe de salida de un millón de euros, una cifra importante, aunque no tanto si se tiene en cuenta que el valor de tasación de las instalaciones fabriles se aproxima a los 3,3 millones de euros. De ahí que se esperase que algún inversor pudiera considerar interesante hacerse con el complejo industrial, situado en un lugar privilegia de la costa muradana y equipado para la actividad conservera, si bien es cierto que, después de cuatro años sin actividad, de querer poner de nuevo en marcha la maquinaria de la factoría, sería necesario realizar una inversión a mayores. De hecho, se rumoreó cierto interés de alguna empresa de la zona por el inmueble, aunque el coste y la cuantía necesaria para reactivar el recinto habrían echado por tierra las expectativas de una posible venta.
Así pues, ante la falta de un interés real que se materializase a través de una puja, la antigua fábrica de Calvo sigue cerrada a cal y canto y se desconocen los planes de la compañía sobre la posibilidad de ponerla en el mercado. Lo que sí parece claro es que no resultará fácil encontrar comprador para un recinto enorme que ocupa una superficie total de 18.744 metros cuadrados y que cuenta con varias naves, edificios de oficinas y vestuarios y construcciones auxiliares que en los tiempos de mayor actividad, allá por la década de los 90, llegó a dar cabida a 300 trabajadores de toda la ría.