Las rías son su escenario natural: «Hay ahí fuera 18.000 millones de mejillones trabajando ahora»
15 ene 2020 . Actualizado a las 22:30 h.Tres cuartas partes del cuerpo humano son agua. Pero en el de Uxío Labarta es más. Lo es todo. El mar ha sido su horizonte desde los veranos infantiles en Noia, sobre el bote de remos familiar. Le ha servido de lienzo para trabajar desde 1972. Y ahora que ha alcanzado, a sus 70 años, la condición de investigador ad honorem, no le deja de maravillar: «Sabes que ahora mismo hay 18.000 millones de mejillones filtrando agua en las rías gallegas, entre cuatro y cinco litros a la hora cada uno», explica con su tranquilidad natural, seguro de que va a sorprender, como la vida marina le sigue sorprendiendo y ocupando. Él ha visto, medido, sentido al molusco que ha centrado buena parte de su carrera. Encima de la batea, en el laboratorio, en la lonja y en el plato.
«Me lo he pasado muy bien», dice como resumen de casi medio siglo investigando el mar, de ver cómo los océanos se iban parcelando, cómo surgía el interés por todos los países costeros por aprovechar las aguas que bañan sus plataformas, cómo se levantaban las fronteras del mar y surgían las cuotas pesqueras. «El caso es que cuando todo eso surgió, los gallegos ya pescábamos allí y allí es en todas partes», dice para aludir a los problemas que los marineros de Galicia se fueron encontrando y que les granjearon en diversas esquinas del mundo cierta mala prensa, no siempre motivada.
Los genes de su padre, un farmacéutico de Santiago, que pasó antes con despacho por Guitiriz y Forcarei, y los de su madre, de Noia, modelaron su espíritu e inquietudes. Las educativas se encaminaron hacia Biología en Santiago y pronto llegaron también las políticas. Las Juventudes Estudiantiles Católicas fue el foro donde, antes incluso, empezó a explayarse. «Allí conocí a Emilio Pérez Touriño, Sindo Villar, Tuco Cerviño... En ese entorno me reconozco, en el del grupo vinculado a los curas obreros, al movimiento que sale del Vaticano II», dice Uxío Labarta hablando que aquellos años 66 y 67.
Enrique López Veiga, el actual presidente del Puerto de Vigo, le avisa en 1972 de que hay una beca en el Instituto de Investigaciones Pesqueras vigués. «Me presenté y la saqué, y a los tres días otra en el Oceanográfico, pero yo ya estaba comprometido». Llegarían las campañas en el mar por medio mundo. «Valentín Paz Andrade fue un visionario, un hombre fundamental para el desarrollo de la pesca gallega», lo reivindica, y con él su solución: la creación de las empresas pesqueras mixtas. «Había que buscar recursos, y Galicia tenía hombres y barcos pero no todo el pescado para el mercado que venía abasteciendo». La conversión en los años sesenta del trasatlántico La Habana en el buque factoría Galicia, con 120 pesqueros satélite alrededor abasteciéndolo de pescado, es para él uno de los máximos ejemplos de ese ingenio marítimo gallego.
Los recortes, la parcelación del mar, obligaron a finales de los setenta a potenciar la investigación marina, momento en el que el ya Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, del que llegó a ser después director, se independiza del de Barcelona en la gran transformación del CSIC. «De un millón de pesetas se pasó en cuatro años a 82 millones, nóminas aparte».
Y creció el campo investigador marino y creció también el Labarta gestor de equipos y recursos. En 1983 es nombrado director del gabinete de Estudios de la Presidencia del CSIC con José María Maravall como ministro de Educación y Ciencia. Siguen siendo completamente vigentes los criterios que se manejaron en aquel momento para impulsar la investigación. «Claro que sí, pero hay un gran problema: la investigación, la ciencia, no está incorporando personal. La media de consolidación de una plaza se está produciendo a los 40 años, y eso no puede ser, ni la precariedad que eso produce, ni la expulsión de jóvenes que genera».
Labarta es combativo en la discusión, argumentativo en sus razones. Lo que dice, lo piensa y así lo hizo cuando dejó de militar en Esquerda Galega, evolución natural del POG de Camilo Nogueira. La figura del dirigente nacionalista le motivó uno de sus mayores desencuentros en política al discrepar de la candidatura de Nogueira en 1987 a la alcaldía de Vigo. «No tenía sentido, como tampoco dejar a Soto en manos de los tránsfugas».
Libre de siglas y partidos, en 1993 acepta la invitación que le hace Alfredo Pérez Rubalcaba para encabezar la lista del PSOE por la provincia de Pontevedra a las autonómicas. Lo hace como independiente, pero elude ya las siguientes. «No me veo», les dije, después de haber tenido hasta cuatro portavoces en una única legislatura.
De dónde viene
¿Cuál fue su primer trabajo? En el Instituto de Investigaciones Pesqueras en 1972 con una beca de Pescanova Juan de la Cierva.
¿De qué viaje guarda mejor recuerdo? Una travesía a Terranova en el buque factoría Ribadeo que hice en 1975. Se desataron todos los temporales en mi camarote que era el cuarto del telegrafista.