Un gol en el último suspiro de Muíño rescató un punto para los del Julio Mato tras 20 minutos con uno menos
07 dic 2024 . Actualizado a las 15:13 h.La palabra justicia y el fútbol nunca han sido buenos compañeros. Tan solo en algunas ocasiones se animan a acercar posturas, aunque forzados por el empuje de equipos con corazón. El Noia les obligó a reconciliarse por unos minutos después de un esfuerzo titánico ante la muralla del Barbadás. La épica, sumada a la sangre y el sudor que derramaron los futbolistas de Iván Carril envueltos en un polémico choque, salió a relucir para rescatar un punto que supo a gloria después de estar más de 20 minutos con un hombre menos.
Desde los compases iniciales el Noia trató de poner las cartas sobre el verde del Julio Mato. Transiciones de lado a lado para dominar el juego y algún acercamiento para amedrentar al Barbadás fueron la tónica que se desmoronó en el minuto 11. Los ourensanos colgaron una falta lateral al núcleo del área. Allí estaba Ismael Martínez, que hizo bueno un contacto de cabeza de un compañero para anotar con la testa.
Con los precedentes del Noia, estaba claro que un gol tan tempranero no iba a traer nervios entre las filas blancas. Con un Barbadás acumulando futbolistas en bloque medio llegó el primer aluvión de ocasiones de los locales. Primero rozó el gol Losada, que culminó de tacón una buena combinación entre Piñeiro y Aldán. A los pocos minutos la volvió a tener el de Catoira. Esta vez su tiro desde el área chica lo desbarató Borja Atanes, muy acertado durante el duelo.
La siguiente ocasión corrió a cargo de Marcos Piñeiro. El delantero de Taragoña remató con poderío un córner elevándose sobre la zaga. Su cabezazo se fue por milímetros ante la incredulidad de la grada. Con el Noia asfixiando a su rival se alcanzó el final de la primera mitad.
Máxima tensión
Tras el paso por vestuarios los de Iván Carril siguieron dominando, pero las prisas terminaron por llegar. Con ellas vinieron las imprecisiones y la calma del Barbadás. El equipo ourensano fue minando la paciencia de los blancos al tiempo que el árbitro causaba lo mismo en la grada con decisiones muy protestadas. Una tuvo lugar a escasos centímetros de la meta ourensana. En la misma jugada hubo un balón al palo y dos paradas de mérito de Atanes. La segunda se reclamó como gol al creer todo el estadio que el balón había entrado. No vio lo mismo el trencilla, que ordenó continuar con el juego.
La tensión subió todavía con la expulsión por roja directa de Aldán al considerarse que había agredido a un contrario sin balón Paradójicamente, a las pocas acciones fue un jugador del Noia el que tuvo que salir ensangrentado del campo después de sufrir un encontronazo con un adversario. El capitán Paco Allo fue atendido en la banda e ingresó de nuevo en el verde ataviado con una venda en el cráneo y un gorro de piscina.
Los ingredientes para la épica estaban servidos y el destino quiso poner la guinda a un partido que tuvo de todo. Corría el descuento cuando Marcelo intentó su enésima internada por banda derecha. Consiguió abrirse espacio para ponerla a la olla y el balón acabó en el segundo palo. De la nada apareció como una exhalación Javier Muíño, que de cabeza mandó a gol un remate acompañado de la fuerza del Julio Mato. El empate puso fin al choque y rubricó el noveno del Noia sin conocer la derrota.
NOIA | 1
Chema, Paco Allo, Izan (Maroñas, min 57), Constenla, Piñeiro (Marcelo, min 64), Axel, Pedro Arufe (Tobías, min 57), Aldán, Rubi, Hugo Losada (Javi Muíño, min 57) y Facu (Iker, min 64).
BARBADÁS | 1
Atanes, Gabriel, David, Antonio Nespereira, Ismael (Iglesias, min 78), Fariña, Cunha, Carvalho (Carlos González, min 78), Lopes (Pardo, min 90), Justiniano (Rivero, min 61) y Pablo Álvarez.
GOLES: 0-1, min 11: Ismael; 1-1, min 90: Javi Muíño.
ÁRBITRO: Padín Pita, asistido por García Rey y Barrera Lourido. Sacó amarilla a Pedro Arufe y roja a Aldán, del Noia. Amonestó a Justiniano y David Nespereira, por el Barbadás