Tiene libros traducidos a idiomas como inglés y ruso, y sus esculturas han pasado por diversos países
26 jun 2021 . Actualizado a las 19:00 h.Hay artistas que nacen, apuntando maneras desde pequeños; otros que se hacen, a golpe de formación y práctica; y luego está Pepa Nieto Busto (Outes, 1943). En ella confluyen los primeros, pues siendo niña sentía una atracción especial por las manualidades, y los segundos, ya que cuando le entró el gusanillo de la creatividad, no dudó en inscribirse a diversos cursos. Pero realmente fue un punto y aparte que escribió en su vida el que la empujó a emprender un camino artístico en el que sigue inmersa, repartiéndose, casi a partes iguales, entre la literatura y la escultura.
La primera etapa de la vida de Pepa Nieto discurrió ajena al arte. Desde joven se sumergió en el aprendizaje de idiomas y esa fue su primera plataforma para saltar a diversos países. Cuando todavía no había cumplido los 20 ya estaba en Alemania. Se fue para trabajar, pero aprovechaba el tiempo libre para ir a clases. Lo mismo hizo después en Londres. Por eso, a su regreso a España se estableció en Madrid formando parte de la sección de márketing de una empresa alemana.
Ahora, ya lleva más de cuatro décadas viviendo, paradójicamente, en la calle Islas Cíes madrileña. Es una coincidencia a la que alude con alegría, para confirmar que Galicia y Outes han tenido y tienen un gran peso en su vida y en su obra. Fue tiempo después de establecerse en la capital cuando se dio cuenta de que las redacciones que hacía para sus clases de inglés podían ser el germen de algo más. Ello, sumado al cambió de rumbo derivado de la separación de su marido, dieron pie a Vencida por septiembre, su primer libro, que vio la luz en 1998: «Son poesías que hablan del desamor. Mientras estuve casada me dediqué a mi casa y a los idiomas, es cuando me divorcio cuando me lanzo a escribir».
Entre versos y barro
Tras ese estreno llegó a las librerías Como ceniza, una obra que fue galardonada con el premio Antonio Oliver Belmás. Y luego se fueron sucediendo otros volúmenes, hasta un total de ocho, algunos traducidos al inglés, al ruso y al árabe. Entre ellos, la autora destaca una obra que reúne sus poemas eróticos: «Es un erotismo delicado, nada fuerte», puntualiza. Y una antología que aglutina buena parte de su poesía: «Me gustaría que fuera traducida al gallego, por lo menos una selección de versos. Es uno de mis grandes sueños».
También ansía poder publicar los dos volúmenes a los que recientemente les puso el punto y final. Uno fue escrito antes del covid y gira en torno a los pies. El otro es reciente y aborda las vivencias de la pandemia, la falta de abrazos y besos: «Durante el confinamiento no necesité escribir, porque justo acababa de terminar un libro y me sentía llena, así que me dedique a estar tranquila y a romper papeles; pero en julio retomé la poesía».
A medida que surgía en Pepa Nieto la pasión por las letras, irrumpía en ella la atracción por la escultura. El barro es su materia prima predilecta, asegura que moldearlo es como «darle vida a la materia», aunque también ha experimentado con el hierro: «Una vez volvía a Madrid desde Outes cargada tras parar en una herrería».
Como escultora, la outiense ha realizado diversas exposiciones, tanto individuales como colectivas, en España y en el extranjero, sobre todo en Francia e Italia: «Me surgió un representante de Barcelona sin yo buscarlo, que llevó mi obra por diferentes lugares». A través de las formas que moldea y de las palabras que escribe, ha denunciado injusticias, ha exaltado a la mujer y le ha rendido su particular homenaje al mar: «Mi obra tiene mucho que ver con mi tierra». La venganza del mar es una pieza sobre la fuerza del gigante azul, al que reconoce que ama, pero también teme; mientras que Antes y después, el mar, son poemas dedicados a Galicia y a la tragedia del Prestige.
Mientras sigue moldeando barro y reuniendo versos, Pepa Nieto ansía retomar una de las iniciativas de la que se siente especialmente orgullosa, su Arco Poético. Es una tertulia, de las más importantes de Madrid, que puso en marcha hace ya dos décadas, en la que cada mes invita a un poeta para que lea su obra. La pandemia le obligó, en marzo del año pasado, a abrir un paréntesis, que confía en cerrar después del verano.
Un momento. Elige cuando, en el 2014, tuvo una exposición en la casa de cultura de Outes: «Hasta los escolares hicieron trabajos sobre mí. Me sentí profeta en mi tierra».
Espina clavada. Sueña con tener una gran escultura en un rincón de su Outes natal. Piensa en alguna obra relacionada con el mar.
Echando la vista atrás, Pepa Nieto viaja en el tiempo para quedarse con esta imagen, tomada durante una exposición de sus obras en la antigua galería Sargadelos de Madrid. La muestra se prolongó durante unos cuatro meses y la pieza fue comprada por una francesa.