Manuel Otero, el héroe del desembarco de Normandía que llevó el luto a Outes

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

OUTES

MARCOS CREO

Fue el único soldado español que participó en la famosa maniobra militar en la que perdió la vida hace 80 años

08 jun 2024 . Actualizado a las 20:31 h.

«Para la familia fue algo muy triste. Su ausencia pervivió siempre en casa, y mi madre mantuvo el luto por su hermano toda la vida. Conocí a mi madre vestida de negro y así siguió». La que habla es Gemma Martínez, la sobrina de Manuel Otero y una de las impulsoras, —junto con la asociación coruñesa The Royal Green Jackets— de sacar a la luz la historia el único gallego y español que participó en el desembarco de Normandía y que perdió la vida en la arena de la playa de Omaha.

Tenía solo 28 años cuando pisó una mina y falleció y, como recuerda Antonio Osende Barallobre —autor de un libro sobre este héroe de Outes—, «llevó una vida azarosa», en la que la suerte no le sonrió. Por lo que ha investigado sobre él, descubrió que se dedicaba a la carpintería de ribera, y que se marchó a Asturias, donde trabajaba llevando carbón al vapor Inocencio Figaredo. Participó en la Guerra Civil española en las filas republicanas, «pero no conocemos ni qué ideología tenía porque solo contamos con dos cartas suyas. A lo mejor lo agarraron y lo alistaron y le tocó en ese bando, pero es complicado saberlo». Lo que sí pudo confirmar es que llegó a combatir en la batalla de Brunete, donde resultó gravemente herido, y que al final del conflicto bélico español fue encarcelado en Barcelona, aunque gracias a la intermediación de unos amigos de la familia acabó liberado.

Fotografía de Manuel Otero
Fotografía de Manuel Otero

 Emigra a Nueva York

De regreso a la casa natal de Catasueiro, en Outes, los zarpazos de la hambruna de la posguerra y los resquemores entre los vecinos que apoyaron uno y otro bando, provocaron que decidiese hacer las maletas y emigrar a Estados Unidos. «Era un hombre que se buscó la vida, y cuando lleva dos años trabajando en Nueva York se da cuenta que para poder prosperar tiene que conseguir la nacionalidad. Alistarse en el ejército es la única vía para tener un futuro en ese país», apunta Osende Barallobre.

Fue entonces cuando el bautizado como «soldado Ryan español» pasó a formar parte de la Primera División, conocida como Big Red One, del 16 regimiento de infantería norteamericano. Tras dedicar varias semanas a realizar maniobras de entrenamiento que se mantuvieron totalmente en secreto, en la madrugada del Día D —el 6 de junio de 1944— desembarcó con sus compañeros en Omaha, donde no pudo pasar de la arena, puesto que una mina le arrancó la vida.

En un primer momento sus restos fueron enterrados junto con los de las más 6.000 víctimas de esta masacre en el cementerio de San Lorenzo de Normandía, pero el padre de Manuel Otero movió cielo y tierra para que lo trajeran para Outes, a donde llegarían en septiembre de 1948. Sus familiares guardaron el arcón zinc en el que se envió el féretro, donde estaba gravado su nombre, número de serie y unidad, unos datos que confirmaban su presencia en las tropa norteamericanas, así como un escrito del Gobierno de Estados Unidos en el que se le concede la distinción del Corazón Púrpura, una condecoración a todos los muertos en combate.

Fue a partir de ese descubrimiento cuando la asociación coruñesa The Royal Green Jackets, que preside Manuel Arenas, inició una ardua investigación para sacar a la luz la historia del único español que participó en el desembarco de Normandía. Reconoce que el objetivo del colectivo es recuperar la historia de personajes que marcaron su huella en la historia, y que Manuel Otero fue uno de los más importantes. «La mayoría de estas personas permanecen en el olvido y queremos darlas a conocer para futuras generaciones».

Gracias a su intenso trabajo hace diez años brindaron el primer acto de homenaje a este vecino de Outes en el cementerio donde está enterrado, y hace cinco viajaron a Normandía, donde aparece su nombre en la placa que recuerda a todos los fallecidos en la contienda. Ayer, 80 años después de que Otero falleciera, volvieron a honrar a este héroe cada vez más conocido.