El armador sonense ya fue detenido por la Udyco en la operación Globos

Á. Sevilla / A. Parada RIBEIRA / LA VOZ

PORTO DO SON

CEDIDA

La Policía Nacional, que arrestó a Sito Miñanco, lo acusó de formar parte de un grupo criminal y de tráfico de drogas

02 abr 2024 . Actualizado a las 11:20 h.

La Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) tenía identificado a José Ferradás desde hace años. Su nombre ya formó parte del complejo sumario de la operación Globos, en la que la Policía Nacional acusó a varios barbanzanos, supuestamente dirigidos por el ribeirense Francisco Javier Pérez, de intentar transportar por mar 1.300 kilos de cocaína desde Venezuela a España. En esa ocasión, Ferradás ya fue detenido por las fuerzas del orden, que le imputaron en el 2016, dos cargos: pertenencia a grupo criminal y tráfico de drogas.

Aunque no le pesan penas judiciales y tampoco ha pisado prisión alguna, Ferradás vuelve a estar bajo el ojo de la Udyco. Este lunes acompañó a los agentes en la inspección del barco cerquero El Capricho, del que es uno de los propietarios. Una vez concluidos los trabajos de los funcionarios, presuntamente, fue interrogado por estos en calidad de investigado. El registro está relacionado con la operación Mito, en la que el histórico narcotraficante de Cambados Sito Miñanco fue arrestado en Algeciras. A este se le acusa de importar 3.600 kilos de cocaína y de liderar una red de blanqueo.

Vinculación

A raíz de la operación Globos, Ferradás fue vinculado por la Udyco con dos viejos conocidos de las fuerzas del orden por su relación con el tráfico de drogas, el primero, el citado Francisco Javier Pérez, llamado Fran, que los agentes colocan como cabecilla de la banda. El otro peso importante dentro de la organización sería Manuel Bretal, Goriño, quien los investigadores señalan como el brazo derecho de Fran.

En el sumario de esta actuación transoceánica, la Udyco dejó constancia de que Sito Miñanco pudo ejercer de intermediario entre los barbanzanos y los narcos colombianos que enviarían la droga a través de Venezuela. Además del alijo de 3.600 kilos de cocaína, que tenía como supuesto destino la playa de Espiñeirido, en Ribeira, el grupo también fue relacionado por la Policía Nacional con 100 kilos de coca que un cartel venezolano envió a Holanda y que, presuntamente, irían a parar al norte de Europa.

Por otro lado, la historia del barco cerquero El Capricho no es demasiada extensa. Vecinos de Porto do Son reconocen que ha sido uno de los últimos en entrar a formar parte de la cofradía de Portosín. Además, hace un par de años, fue el encargado de transportar la imagen de la virgen del Carmen en la procesión marítima. Según las mismas fuentes, la embarcación no era nueva, por lo que se presupone que fue adquirida de segunda mano por los actuales propietarios.

«Isto é moi raro, non pode tratarse de pesca ilegal»

 

a. parada

Es la una de la tarde del pasado lunes y el habitual ir y venir de los trabajadores en el muelle de Portosín se ha visto alterado por la presencia de un dispositivo de la Policía Nacional conformado por dos furgones y varios vehículos camuflados. «Isto é moi raro, non pode tratarse de pesca ilegal», le susurra un profesional a otro mientras observan a los agentes, que se disponen a efectuar un registro en el barco cerquero El Capricho. «Escoitei que veñen de Madrid», responde el compañero.

En las inmediaciones no se ve a ningún otro medio de comunicación y quienes llevan el peso de las preguntas son los curiosos que van llegando a cuentagotas en sus coches particulares. Un hombre baja la ventanilla y dispara: «¿Sabedes algo? ¿Non terá que ver co de Sito?». Nadie sabe nada, pero en algunos rostros de los presentes se encienden pícaras sonrisas. «Nin idea, saíron o venres faenar e penso que lles tocaba volver ao mar esta tarde», contestan, y el turismo se va por donde había venido.

Entretanto, los policías han comenzado a inspeccionar la embarcación y otro marinero repara en una cuestión fundamental: «Mirade, ese de aí é un dos armadores». Su dedo índice señala a José Ferradás, quien atiende a las peticiones de los agentes sobre la cubierta, eso sí, sin portar esposas ni ninguna muestra que indique que ha sido detenido. Aunque, nuevamente, una voz tira de la hemeroteca de la memoria y sugiere: «¿Este non tivera xa líos no pasado?».

El helicóptero

«Din que esta mañá apareceu un fardo na praia de Boa, ¿por iso estaría aquí o helicóptero?», aunque nadie le da credibilidad a la anécdota, todos coinciden en el revuelo que causó la aeronave tras la llegada de los agentes a las 10.00 horas, desde el camarero de un bar próximo a una redera que relata la misma historia sin desviar la vista de la aguja. Son las dos y cuarto cuando los funcionarios retiran del barco una bolsa de plástico, cuyo contenido pasa inadvertido, y se marchan con Ferradás. La normalidad regresa y un marinero cruza despreocupado sobre El capricho, desde el barco atracado al lado, como si nada hubiera pasado.