Los 30 metros de la araucaria de Asados vuelven a brillar, convirtiéndose en uno de los ejemplares iluminados de mayor porte
20 dic 2023 . Actualizado a las 19:06 h.Ni Vigo, ni Granada ni Nueva York, el árbol de Navidad más alto está en Rianxo, concretamente en la Horta do Cura de la parroquia de Asados. No tiene millones de luces led, pero este año vuelve a brillar después de más de una década de apagón para orgullo de todo el vecindario.
Cierto es que los 44 metros de la famosa estructura luminosa de Caballero en la ciudad olívica superan los de la araucaria de Asados, pero si se buscan referencias de árboles naturales —no amasijos de metal y bombillas— hay pocas referencias de ejemplares que superen los 30 metros que mide el majestuoso árbol rianxeiro. De hecho, es más alto que uno de los abetos navideños más famosos del mundo, el del Rockefeller Center de Nueva York.
El árbol de la Gran Manzana suele medir entre 21 y 30 metros. El de estas Navidades, de unos 80 años de edad, mide 24.
En Europa también hay ejemplos señalados de árboles naturales convertidos en símbolos de la Navidad. Es el caso del abeto de la plaza Kleber de Estrasburgo, famoso por ser uno de los ejemplares decorados más altos de Europa con una altitud de 30 metros, igual que el de Asados. Hay que cambiar de continente para encontrar el más alto del mundo: un pino araucaria de 55 metros que se ilumina cada año en Ovalle, en Chile.
Expectación
A diferencia de lo que ocurre en Nueva York, no hubo ceremonia oficial al ritmo del villancico de Mariah Carey para el encendido del árbol de Asados, pero sí mucha expectación. No fueron pocos los vecinos que buscaron la complicidad del Concello de Rianxo para que la araucaria de la Horta do Cura volviese a iluminarse por Navidad. Fue necesaria una enorme grúa de 35 metros y sortear algunos obstáculos como un inoportuno nido de velutinas, pero finalmente se consiguió el objetivo y una estrella corona las guirnaldas de luces de colores que adornan el árbol, que puede verse desde distintos puntos del municipio.
La iluminación es modesta, pero suficiente para que los vecinos de Asados presuman orgullosos de él y recuperen el sentido de comunidad que surgió cuando a principios de los 80 alumbró por primera vez. Los más jóvenes nunca lo habían visto encendido, a los que son un poco más mayores les recuerda a su infancia, y a otros les trae cierta nostalgia recordando a quienes contribuyeron a que en 1980 se le colocasen bombillas por primera vez: «Recordo que nos xuntabamos na casa de Ramón Pimentel a cortar papel de celofán de cores para poñer nas lámpadas da árbore».
Ya entonces, como recogieron las páginas de La Voz, la araucaria tenía una altura considerable y los vecinos bromeaban con que las luces eran para evitar que un avión chocase con ella.
El árbol, que los mayores del lugar aseguran que tendrá más de cien años, era también un punto de reunión de los vecinos y hasta le cantaban villancicos. Ahora, vuelve a brillar y a ser lugar de encuentro.