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Barbanza pierde a uno de sus embajadores culturales, el pintor noiés Manuel Romero

Ana Gerpe Varela
a. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

MARCOS CREO

Una retrospectiva de su obra puede verse hasta fin de mes en el Lustres Rivas de Ribeira

16 feb 2020 . Actualizado a las 20:32 h.

Hace poco más de un mes, Manuel Romero acudió a Ribeira con motivo de la inauguración de Mis etapas, una muestra retrospectiva que hasta el día 29 se exhibe en el centro cultural Lustres Rivas. La contemplación de esta selección de trabajos del pintor de Noia -23 cuadros y tres esculturas- permite recorrer los trazos de un artista forjado a sí mismo, cuyas obras han sido embajadoras de la comarca en capitales como Londres, París, Japón o Nueva York. 

La noticia de su fallecimiento, a los 76 años, se extendió rápidamente. El mundo de la cultura se teñía de negro por la pérdida de un referente, tanto por sus creaciones pictóricas como por su humildad, tesón y capacidad de lucha.

Con motivo de la apertura de la exposición en el Lustres Rivas, la edición de Barbanza de La Voz de Galicia publicó un reportaje en el que el artista hablaba de su vinculación con la creación y de sus sueños: «Me gustaría pintar más allá del universo, pero no sé cómo. Seguiré experimentando, es parte de mi vida».

Sus obras, repartidas por todo el mundo, son el resultado, como el afirmaba, del diseño de su propia técnica, en la que inventó tanto la forma de pintar como el color. Sin embargo, antes de llegar a conseguir un reconocimiento internacional, este hombre supo lo que era estar de niño en la calle pidiendo limosna, para emigrar después a Londres en busca de un futuro que le permitió formarse en los principales centros artísticos de la capital británica.

Todo ello está plasmado también en sus trabajos, de igual forma que dejó huella en ellos el ictus que lo dejó en coma durante un mes y que marcó las creaciones que elaboró a partir del año 2002.

Premio Sereo

Su trayectoria fue reconocida en el 2017 con la entrega del premio Sereo, en el apartado de Cultura Galega, de la Asociación Cultural Barbantia.

Residente en A Coruña, amigos y familiares pudieron tributarle el sábado una despedida en el tanatorio Servisa. Sus restos mortales fueron incinerados ayer