Luis Casais, preparador físico de Rusia: «No poder ir al Mundial es un palo importante, por cómo se da»
RIBEIRA
El ribeirense trabaja en el cuerpo técnico de Valeri Karpin desde el pasado agosto
02 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Luis Casais (Ribeira, 1972) lleva media vida fuera de Galicia, trabajando como preparador físico por el mundo. Estuvo en América, Asia y África, y actualmente estaba en la selección rusa, como mano derecha de Valery Karpin. Acaba de recibir la noticia de que los dejan sin Mundial por la invasión de Rusia a Ucrania, de la que prefiere no pronunciarse.
—¿Cómo llegó a la selección rusa?
—El verano pasado, al final de la Eurocopa, los resultados no fueron buenos y se decidió un cambio. Se abrió esa posibilidad cuando nosotros estábamos en el Rostov. Durante el primer mes, con el objetivo de no dañar a nuestro club, simultaneamos ambas ocupaciones. Luego, Valery decidió centrarse solo en el proyecto de la selección y preparar los partidos de la clasificación para el Mundial que teníamos por delante en septiembre, octubre y noviembre. Las opciones de optar al Mundial eran remotas, pero hasta el último partido tuvimos en nuestra mano el pase directo. El empate en Croacia nos daba la clasificación, pero nos marcamos un gol en propia meta en el minuto 81 y eso nos llevó a la repesca, que teníamos pensado jugar contra Polonia el 24 de marzo. Se han caído nuestros planes y de ahí nuestra insatisfacción, ya que entendíamos que el deporte no se debería ver salpicado por cosas que no son de su naturaleza.
—Supongo que para usted, ir a un Mundial, habría sido lo máximo.
—Pues sí. Para cualquier profesional, ir a una fase final de un Mundial es el punto más elevado de su carrera deportiva. Es un palo importante, una desilusión tremenda, pero sobre todo por cómo se da. Por un condicionante extradeportivo que te impide disputar en buena lid, en el terreno de juego, esa opción. Hay que aceptarlo. Hay que asumirlo. ¿Qué vas a hacer?
—¿Dónde le ha cogido todo?
—Hubo parón invernal en la liga rusa desde el 8 de diciembre y muchos de los equipos hicieron pretemporada en España. Estuvimos en Marbella siguiéndolos hasta el 21 de febrero. El Krasnodar, el Lokomotiv, el Rostov y también estuvo cerca el Zenit, entre el Algarve y Marbella. El CSKA estaba en Campoamor (Alicante). Mi intención era volar este fin de semana para continuar en Rusia el seguimiento de los jugadores porque precisamente se acaba de retomar la competición. Nos quedamos sin volar. En principio, con la oportunidad de jugar a puerta cerrada, como acordó el domingo la FIFA, y preparar al equipo en el sur de Turquía, aprovechando la mejor climatología; pero, infelizmente, el empuje de ciertas federaciones llevó a la UEFA a presionar para la exclusión completa.
—¿Pudo hablar con los jugadores?
—La gente del deporte entiende poco que se puedan ver salpicados. Podríamos discutir si ciertos colectivos se deben ver afectados solo por portar un pasaporte, pero a todos nos cae por igual y es una insatisfacción tremenda. Un golpe, porque traspasa lo que es deporte.
—¿Y ahora?
—Nosotros firmamos hasta el final de la repesca. Es una faena que una de las consecuencias de todo esto sea que se trunque lo deportivo que teníamos y también lo laboral. Era una oportunidad única, pero poco más se puede decir.