Unas 150 personas acudieron al centro de salud de Ribeira para dejar de fumar
19 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.En su familia nunca fumó nadie, «son eu a única ovella negra», ni fue de las que empezó de adolescente por hacer el chiste, sino que aún tardó bastantes años más. Pero cuando comenzó a salir «e por iso de socializar», los cigarrillos se convirtieron en algo habitual en su día a día. Lleva sobre 25 años enganchada a la nicotina y considera que ha llegado el momento de cuidarse y, por eso, Charo Álvarez ha iniciado el año con un firme propósito: «Chegas a un punto no que hai que deixalo si o u si. Non teño problemas de saúde, pero polos que poden vir, que virán».
Esta no es la primera vez que libera sus pulmones de humo, puesto que hace un tiempo la ribeirense estuvo cuatro años sin llevarse un pitillo a la boca: «Estaba cun pouco de tose e deixeino sen máis; pero despois tiven uns problemas e retomeino. Os fumadores somos fumadores sempre, ata que morremos».
Ella es una de las personas que este mes se ha sumado al programa Decidín Deixar de Fumar que se lleva a cabo en el centro de salud de Ribeira, y cree que puede conseguirlo. Es consciente de que tomar la decisión marca un antes y un después, «porque dar o paso custa, e tes que estar nese momento de dicir: ‘Quero deixar de fumar'. A min nunca se me pasou pola cabeza, se non fora prexudicial non deixaría de fumar, nin polo económico, porque me encanta, me xera moito pracer, pero a saúde é o que me tira».
Con todo, Charo Álvarez también sabe que habrá épocas buenas y malas , y que las fuerzas le flaquearán en algún momento, sobre todo cuando esté reunida con más personas: «Eu fumo a calquera hora, pero máis cando vou tomar o café ou o vermú, e ademais xúntaste con xente que fuma e uns tiramos doutros».
Una cajetilla diaria
Consumiendo una cajetilla diaria, reconoce que tiene mucha dependencia, «porque tantos anos fumando xa é algo que forma parte de cada paso que dás. Non penso en min sen un cigarro na man cando tomo un café, ou despois de comer ou simplemente camiñando pola rúa».
Sin embargo, tiene la lección aprendida y sabe que este duro proceso será por su bien. «Fumar é un vicio absurdo pero, como todo vicio, ten unha dependencia terrible», recita para autoconvencerse de que debe dejarlo.
Casi un 80 % de los participantes abandonan el tabaco a las seis semanas
Lo más importante para dejar de fumar es modificar los hábitos de vida, y eso es uno de los primeros consejos que reciben las personas que quieren decir adiós a la nicotina y acuden al centro de salud de Ribeira en busca de apoyo. Hace tiempo que una trabajadora social, Isabel Fernández, comenzó a ayudar de forma individual a varios vecinos que, de forma voluntaria, querían desengancharse del tabaco. Pero, como la demanda era cada vez mayor, el año pasado se creó el programa Decidín Deixar de Fumar, en el que cada seis semanas participan grupos de 16 personas.
Alrededor de unos 150 fumadores —entre las sesiones grupales e individuales— ya han pasado por este servicio y un buen porcentaje han salido victoriosos de esta batalla. Según explica la farmacéutica Rosana Castelo, casi un 80 % abandona el tabaco mientras duran las seis semanas del programa; a los tres meses un 46 % mantienen el cese, y a los nueve son un 40 %, que tienen que estar un año sin llevarse un cigarro a la boca para ser considerados ex fumadores.
Señala que los grupos funcionan muy bien, porque «se apoyan unos a otros y es un refuerzo muy grande». A lo largo de un mes y medio, los participantes acuden a una reunión semanal —de una hora de duración— donde se le dan una serie de pautas y consejos para abandonar esta dependencia. Al principio pueden seguir fumando, pero deben anotar cada cigarrillo, cuándo lo fuman, con quién, y qué nivel de placer les aporta. Luego se les pide que vayan retrasando cada vez más el momento de encender un pitillo, que cambien de marca por otra que les guste menos y que eliminen un momento en el que es más fácil prescindir del tabaco.
También reciben consejos para cambiar de hábitos alimentarios, hacer el ejercicio y evitar así la subida de peso; y a aquellos que tengan una mayor dependencia física se les recomendará ayudarse de un tratamiento farmacológico. En la cuarta semana todos habrán marcado el Día D para despedirse del tabaco, y ahí empieza la verdadera lucha para evitar recaídas.
En pareja, mejor
En este proceso es muy importante contar con el apoyo también en casa, por eso se invita a que si los dos miembros de una pareja fuman, que lo dejen a la vez y se animen uno al otro. «Hay que tener en cuenta que no es lo mismo un desliz que una recaída. Si llegan a comprar una cajetilla ya es una recaída, y antes de que pase eso le pedimos que vengan», apunta Castelo.
Señala que, aunque la causa de que muchos acudan al programa es la salud, el tema económico pesa mucho. «Siempre decimos que, con lo que se ahorran, aquí no se va al Caribe el que no quiere. Tuvimos una que en un mes y medio se fue a Canarias».
Consejos para dejarlo en seis semanas
1. Pueden seguir fumando, pero deben hacer un registro exhaustivo de cada cigarrillo que consuman, algo que ya anima a muchos a reducir la cantidad.
2. Retrasar cada cigarrillo que iban a fumar diez minutos, cambiar de marca de tabaco por una que les guste menos, y elegir uno de los momentos del día para dejar de fumar un pitillo.
3. Dilatar unos 20 minutos cada cigarro e ir eliminando poco a poco situaciones en las que siempre fumaban.
4. Se marca el «Día D» en el que se deja el tabaco y se decide quién precisará apoyo farmacológico. Un preparador físico ofrece alternativas para hacer deporte y no engordar.
5. Ya no se puede fumar y se empiezan a dar consejos para evitar riesgos y recaída.
6. Abandonan el tabaco, pero comienza un seguimiento cada tres meses hasta cumplir un año.