
Detectan por primera vez diminutas partículas de plásticos en las heces humanas. Y sí, provienen del océano
23 oct 2018 . Actualizado a las 17:13 h.Finalmente ha ocurrido. Los plásticos que durante años han perjudicado seriamente al medio ambiente, han llegado al intestino humano.
El estudio que hizo saltar todas las alarmas fue realizado por investigadores de la Universidad Médica de Viena en colaboración con la Agencia de Medio Ambiente de Austria. El resultado no deja lugar a dudas: han encontrado microplásticos en la cadena alimentaria humana «en forma de partículas hechas de polipropileno, polietileno-tereftalato» y otras sustancias.
La investigación salió a la luz durante la Semana de la Unidad Europea De Gastroenterología (UEF) celebrada en Viena. Según informa Europa Press, en el estudio piloto participaron ocho personas procedentes de Finlandia, Japón, Italia, Países Bajos, Polonia, Rusia, Austria y Reunido Unido.

En la semana previa a la recogida de muestras de las heces, los participantes elaboraron un minucioso informe de los alimentos consumidos día a día. Según estos informes, los ocho sujetos que participaron en la investigación consumieron en algún momento alimentos envueltos en plástico y bebieron de botellas elaboradas con este material. Seis de los ocho consumieron pescado y ninguno era vegetariano.
Según los resultados obtenidos, las muestras de heces contenían microplásticos, y se llegaron a identificar hasta nueve diferentes tipos de plásticos, con un tamaño de entre 50 y 500 micrómetros (cada micrómetro representa la milésima parte de un milímetro). Los plásticos más comunes en las muestras obtenidas fueron el polipropileno (PP), utilizado en la producción de envases de leche y zumo. Y el tereftalato de polietileno (PET), utilizando comúnmente en la elaboración de botellas de plástico.

Para el análisis de las heces se realizó un procedimiento analítico desarrollado en la Agencia de Medio Ambiente de Austria. Los investigadores encontraron, en promedio, 20 partículas de microplásticos por cada 10 gramos de heces.
Philipp Schwabl, responsable de la investigación, confirma lo que se sospechaba desde hace tiempo, «que los plásticos finalmente llegan al intestino humano».
El riesgo para el ser humano puede ser mayúsculo, según advierte el investigador, aunque las concentraciones plásticas más altas en estudios con animales han sido halladas en el intestino, las partículas microplásticas más diminutas son capaces de filtrarse al torrente sanguíneo, al sistema linfático incluso al hígado. «Preocupa especialmente lo que esto significa para nosotros y, sobre todo, para los pacientes con enfermedades gastrointestinales», añade y alerta de que esta es solo «la primera evidencia de microplásticos dentro de los humanos, necesitamos más investigación para comprender qué significa esto para la salud humana».

Una amenaza real
¿De dónde proceden los microplásticos? Estas pequeñas partículas de menos de cinco milímetros aparecen tras la ruptura de piezas más grandes de plástico que se expone a la intemperie, la degradación y el desgaste.

Al ser ingeridas y arrastradas hasta el tracto intestinal, estas micropartículas plásticas pueden resultar dañinas para el cuerpo humano porque afectan a la tolerancia y la respuesta inmune del intestino a través de la bioacumulación. Además, favorecen a la tramisión de químicos tóxicos y patógenos.

Alrededor de 50 millones de partículas de microplástico se encuentran en los mares y océanos de la Tierra. Todos estos plásticos nocivos amenazan la vida marina destruyendo los ecosistemas naturales. De hecho, según el secretario general de la ONU, António Guterres, existen «más microplásticos en los mares que estrellas en nuestra galaxia». Y es que desde el aumento sustancial de la producción global de plásticos en la década de los años cincuenta, los seres humanos hemos estado permanentemente expuestos a este material. Se estima que entre el 2 y el 5 por ciento de todos los plásticos terminan en los océanos, por lo que son consumidos por peces y otras criaturas marinas que, a su vez, forman parte de una cadena alimenticia en la que se incluye al ser humano.
