Musgos, unas esponjas naturales que protegen la biodiversidad
BIODIVERSA GALICIA
Algunos de los ecoesquemas de la nueva política agraria común (PAC) fomentan la conservación de espacios de biodiversidad entre cultivos, uno de los muchos lugares donde crecen estas pequeñas plantas
12 ene 2022 . Actualizado a las 09:52 h.Están en todas partes, sobre todo en todas aquellas donde hay agua o humedad cerca. Desde las rocas de las montañas a la corteza de los árboles, el entorno de los ríos o los muros que separan los campos de cultivo. Porque el musgo es capaz de adaptarse a cualquier espacio. Prácticamente el único lugar del planeta vedado para estas plantas es el mar. La capacidad para retener agua de los musgos, rama evolutiva de las plantas briófitas de la que hay unas 12.000 especies (unas mil están en España), es una de las características que otorgan a estas minúsculas plantas la capacidad de ser unas de las grandes guardianas de la biodiversidad. Su presencia en los muros tradicionales que separan los cultivos o la capacidad de asentarse en las cortezas de los árboles son una de las razones que pueden apoyar, por ejemplo, el hecho de incluir como uno de los nuevos ecoesquemas de la política agraria común (PAC) el establecimiento de islas de biodiversidad en medio de los cultivos. Porque ese es un lugar en el que también pueden aparecer. No hay que olvidar, además, que la protección de la biodiversidad como una de las medidas fundamentales para frenar plagas o proteger el medio ambiente es otro de los grandes objetivos de la PAC.
Pero cuál es el papel de los musgos en todo esto. Solo con leer el título de la lección inaugural del curso 2020-2021 realizada por el profesor Javier Martínez Abaigar, del departamento de Agricultura de la Universidad de la Rioja, Musgos: Liliputienses jugando sus cartas, da muchas pistas.
Porque los musgos juegan muchas cartas: Son capaces de retener agua hasta 20 veces su peso para luego ir administrándola según convenga a sus vecinos: Esto resulta especialmente importante en épocas de sequía o cuando llueve poco porque evita la desecación del entorno o de las plantas que tiene alrededor. Son unas auténticas esponjas de la naturaleza.
Al ser capaces de cubrir rocas o el suelo prestan alojamiento a pequeños organismos como los protozoos, los artrópodos, pequeños gusanos u otro tipo de insectos. Además, hay pájaros que hacen sus nidos en ellos.
También evitan el desgaste del suelo porque son unas de las primeras plantas que crecen tras el fuego.
Al precisar de CO2 para realizar la fotosíntesis, también contribuyen a atrapar uno de los gases que más contribuyen al cambio climático. Pero al mismo tiempo contribuyen a fijar nitrógeno atmosférico. ¿Cómo lo hacen? Usando colonias de cianobacterias que viven asentadas en burbujas que se ocultan entre sus hojas. De ese modo ayudan a incorporar nitrógeno en el entorno en el que viven.
El musgo es también una buena nodriza porque ayuda a germinar semillas de otras plantas. Por no hablar de que incluso ayuda a guiarse en el espesor de los bosques.
No es extraño, por tanto, que en España esté totalmente prohibido recolectar musgo como se hacía hace años para, por ejemplo, construir el portal de Belén. Las multas por hacerlo son elevadas. No es para menos porque al arrancarlo está dañándose gravemente al medio ambiente. Basta ver todo lo que hacen por él estas minúsculas plantas. De hecho, en el Libro Rojo de las Briófitas de la Península Ibérica y Baleares hay, como recoge la lección inaugural del profesor Javier Martínez Abaigar, hay 273 variedades que están catalogadas dentro de las categorías que merecen mejorar la conservación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Con todo, en ese documento reclama normas que mejoren la conservación de unas pequeñas plantas que, pese a ser fundamentales, viven constantemente amenazadas por cambios en el uso del suelo, el fuego, los trazados de vías de comunicación, modificación de cursos de agua....