Los vecinos del pequeño pueblo francés dedicaron todo el fin de semana a reforzar los lazos del hermanamiento entre ambas localidades La pequeña localidad francesa de L''Isle Jourdain dedicó el fin de semana en cuerpo y alma a los visitantes carballeses. Los actos oficiales de inauguración de la rue Carballo y del hórreo típico de Galicia dejaron paso a las celebraciones más lúdicas, que ocuparon las noches del sábado y del domingo, justo antes de la partida de los bergantiñáns. Durante tres días, los franceses olvidaron sus tranquilas costumbres y se dejaron arrastrar por la fiesta «jolgorrio», con muiñeira y queimada incluidas. La hospitalidad de los «liloises» ha quedado grabada en las mentes de los treinta y siete viajeros, que reforzaron los lazos de hermandad ya existentes.
29 ago 2000 . Actualizado a las 07:00 h.En la etiqueta de las botellas de vino que el Ayuntamiento de L''Isle Jourdain entregó a sus visitantes se lee: «Fiesta de hermanamiento, 26 y 27 de agosto del 2000». Pero es sólo uno de los múltiples recuerdos, en este caso material, que los carballeses se han traído de su viaje relámpago a tierras galas. El maletero del autobús llegó a Bergantiños el doble de cargado de lo que había salido el pasado viernes debido a la generosidad de las familias que acogieron a los visitantes en sus casas. Pero éstos no fueron los recuerdos más importantes que se vinieron para Galicia. A lo largo de los tres días que duró la estancia, se crearon nuevos vínculos y se reforzaron los ya existentes gracias a la convivencia en los hogares franceses y a las fiestas organizadas en honor a los visitantes. Música y celebraciones El sábado se celebró una cena en el pabellón de la localidad en la que, además de las actuaciones del grupo Argazo de Baldaio y del francés Harry Verdecho, la presidenta del Comité de Hermanamiento, Carmen Rives, interpretó tres temas en francés y el famoso Piensa en mí de Luz Casal. Fue sólo el broche de oro de una celebración en la que se salvaron los problemas idiomáticos para realizar algo parecido a una gran fiesta de familia, con intercambio de regalos incluido (como la olería de Buño que el comité carballés entregó a su homólogo frances). El domingo por la mañana estaba prevista la asistencia de los bergantiñáns a la misa en la colegiata, pero la mayoría de los carballeses optaron por tomarse la mañana libre para estar con sus familias. Algo similar sucedió por la tarde con la visita a la Ciudad del Espacio y a Toulouse. Cuando sí apareció todo el personal fue por la noche, a orillas del lago de L''Isle Jourdain, donde se celebró una cena. El comité ofreció churrasco, chorizos criollos, pan y vino. Además, cada familia llevó varios platos de comida o de postres. El resultado: fiesta hasta la medianoche, justo antes de la partida. Tampoco faltó la tradicional queimada, de la que se encargó el alcalde carballés.