Reportaje | Producción de miel Es temporada de la recolección y tratamiento de los panales de las colmenas. Un matrimonio de Aldemunde comercializa el producto de manera artesana
18 oct 2004 . Actualizado a las 07:00 h.?l otoño no es sólo la estación de las castañas, las nueces, las setas. También lo es la de la miel. Millones de abejas que, fieles a su milenaria y orfebre costumbre, pasan desapercibidas para la mayoría de los mortales, se preparan para el largo invierno en las colmenas de las que los apicultores extraen estos días el dulce fruto. No sale sólo. Detrás de la aparente sencillez de la labor hay sabiduría heredada y aprendida, técnica, experiencia, cariño y paciencia. O gusta o no gusta. A Manuel Regueiro Picón, de la parroquia Aldemunde-Carballo, le gustaba la miel. Su esposa, Norbina Gomes, surafricana con raíces lusas, estaba maravillada por la íntima perfección del universo invisible de las abejas. Así que combinando una cosa con la otra, la afición se ha convertido ahora en una pequeña industria artesana que aspira a ser cooperativa junto a otros productores, pero para ello, Norbina pide la colaboración del Concello de Carballo. La afición prendió en Manuel hace muchos años, cuando retornó de la emigración austral. Un día probó el alimento recién extraído en un establecimiento de A silva, le encantó y compró 10 kilos por 10.000 pesetas. Se dijo que aquello podría dar. Tenía algunas tierras y no tenía que trabajar con animales domésticos. Así que empezó por probar, con dos colmenas, pero al principio todo eran dificultades dada su inexperiencia. Manuel asegura que gran parte de lo que sabe se lo debe «a un señor de Ardaña, Landeira, ao que tanto lle debo». Poco a poco fue escarbando en los secretos de la apicultura. Hasta que llegó la pequeña industria. Se llama Miel Artesana de Bergantiños. Las colmenas están registradas, el producto legalizado, todo al día con Sanidad. Un distribuidor les puso esta condición para comercializarla. Y lo hicieron sin problemas, pero no sin tiempo. La miel de Bergantiños vuela ahora hacia Madrid, Sevilla o toda Galicia, desde las abellarizas de sus fincas, situadas en una atalaya que domina buena parte de Sofán y a pocos metros de un monumentos megalítico. Cuando se hizo, la abejas ya trabajaban como ahora.