
Agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera reclaman una base para Muxía desde 1991 El sindicato de la Guardia Civil denuncia la ausencia de medidas de control en el mar
16 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.La labor policial, imprescindible en la lucha contra el narcotráfico, choca en la Costa da Morte con la escasez de medios materiales y humanos. La base más próxima del Servicio de Vigilancia Aduanera está en Muros y, aunque se ha desplazado a la zona una patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, «desde Caión hasta Caldebarcos no hay ninguna base o amarre de ésta u otra embarcación de ningún cuerpo de seguridad que pueda dar el tratamiento policial que corresponda», asegura la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). El sindicato apunta además que en toda esta amplia zona de litoral «no hay una función de prevención o detección policial en el mar». A las críticas de los agentes del instituto armado se suman las procedentes del Servicio de Vigilancia Aduanera, que vienen reclamando desde 1991 la creación de una base en Muxía, «cunha embarcación de tipo H.J. e sobre doce funcionarios», explica Antonio Lestón Mosquera, delegado de personal de la CIG en la Agencia Tributaria. Al parecer, en aquel momento se realizaron todos los trámites administrativos necesarios para la puesta en marcha del servicio, pero faltaba una pieza clave: la financiación. Trece años después, «nin está nin se espera, será porque din que non fai falta», señala Lestón. Pero las explicaciones oficiales contrastan con el parecer de los funcionarios de la Agencia Tributaria, que no sólo están convencidos de la necesidad de una base en la Costa da Morte, sino que la consideran imprescindible «se de verdade quere haber un compromiso de loita contra a droga». En la sede del SVA en Muros trabajan 17 funcionarios. Entre los medios materiales que tienen a su alcance figura una embarcación de altura, con veinte años de antigüedad, que trabaja una semana y otra tiene que estar parada por falta de personal. Los narcotraficantes lo saben. «Eles teñen a súa xente e controlan o que facemos», asegura un agente, por lo que les resulta muy fácil saber qué días tienen libertad de movimientos porque la lancha no va a estar patrullando.