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La recreación de las ruinas de un castro servirá de mirador en Laxe

Pablo Gómez-Pan CARBALLO

CARBALLO

CASAL

Ha sido proyectado con vistas a la tradición y la integración en el paisaje El Ayuntamiento quiere revitalizar la zona con áreas de recreo y espacios arbolados

12 jul 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

Desde hoy podemos contemplar de nuevo las escarpadas costas laxenses como lo hicieran los antiguos celtas, ya que empiezan a cobrar cuerpo las obras del mirador de A Insua, que desde el pasado junio se está construyendo con el impulso del Concello de Laxe. El conjunto destaca especialmente por tratarse de la recreación de un castro, construcción puramente gallega, habitual en los asentamientos de la zona durante la Edad de Hierro y que se mantendría hasta la conquista romana, en el siglo II antes de Cristo. La edificación, encomendada a Fermín Simal, se prolongará hasta el mes de agosto, y cuenta con un presupuesto de 120.000 euros. Lugar de descanso y contemplación, es la última de las obras que se vienen realizando en A Insua dentro del plan de recuperación del litoral. La Fundación Arao, gestora de las donaciones recibidas desde la catástrofe del Prestige, financia el proyecto. Se suma éste nuevo castro al paseo ya construido desde la Praia dos Cristais hasta la Furna da Espuma, y al merendero aún en construcción que se encuentra en la bifurcación que lleva al faro o al cementerio. Un «paraíso» en A Insua Antón Carracedo, alcalde de Laxe, afirmó ayer que aún falta por construir otro mirador, que se emplazará en el lugar que actualmente ocupa el vertedero, que será sellado próximamente. Una vez terminadas todas las obras, el Concello de Laxe pretende reforestar la zona y unir con caminos asfaltados los diferentes miradores, para, según Carracedo, «facer da Insua un paraíso». Se ha pretendido en todo momento respetar el entorno y buscar la integración de las edificaciones. Por estos motivos, los proyectistas y el mandatario decidieron que el mirador tuviese forma de castro, construcción galaico-portuguesa, consistente en un conjunto de piedra, con unidades de planta circular que solían tener un colmado de paja, de la que se conservan impresionantes restos como el de Buxan en Vimianzo y el de Borneiro en Cabana de Bergantiños. Los castros costeros eran, además, muy habituales, debido a que su defensa era mucho más sencilla, al concentrarse los esfuerzos sólo en un flanco. Para olvidar la relación entre lo castreño y lo castrense, qué mejor que recordar, mientras las observamos tranquilos desde el nuevo castro, la que une a las abundantes piedras planas de A Insua, llamadas laxas, con el nombre de esta villa.