ARA SOLIS | O |
06 mar 2007 . Actualizado a las 06:00 h.CADA UNO de nosotros, como individuo, se encuentra formando parte de la sociedad. Es evidente que para hacer posible la convivencia pacífica y la garantía de los derechos y las libertades públicos se hace necesario que vivamos regidos por una serie de normas. Dentro de las reglas que se siguen en una sociedad hay numerosos tipos: desde las leyes penales a las normas administrativas o simplemente de comportamiento cívico. Estas últimas hacen referencia a todas aquellas no escritas y que no son de obligado cumplimiento, pero que se aceptan socialmente como las pautas correctas de comportamiento. Si bien de forma habitual la mayoría de las personas sí cumple con las leyes, no ocurre lo mismo con otro tipo de normas, sobre todo las referentes al tráfico. Probablemente sean pocos los que se vayan saltando semáforos en rojo, pero sí es habitual incumplir otras relativas al estacionamiento. Como ejemplo no hay más que pasar cualquier día por la calle Barcelona en Carballo y rara será la vez que no haya coches estacionados en doble fila, con lo cual, en vez de haber dos carriles, en realidad se queda solo se puede circular por uno. Eso sin contar las veces en que no se ponen de acuerdo en qué carril ocupar y hay que pasar zigzagueando entre los coches, o sea, peor que si sólo hubiese un carril. En la calle Clavel, donde una zona de la calle está obstruida por la utilización de una grúa, algunos no tienen mejor ocurrencia que aprovechar que parte del carril está ocupado para estacionar sus vehículos simplemente para ir al bar a tomarse un café. Todo ello con el correspondiente perjuicio y peligro para los demás usuarios que deben circular por el lado contrario. Eso por nombrar algunos ejemplos, lo que demuestra que tampoco tenemos un buen comportamiento cívico en lo que respecta a la consideración hacia los demás.