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La planta gigante de guisantes

CARBALLO

Algunos ejemplares de una huerta de Sísamo superan ya los 2,25 metros de alto, cuando lo normal es menos de la mitad

21 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Si fuesen gigantes los guisantes, además de para un trabalenguas, darían para un cuento. En el mundo de las maravillas de Alicia, donde en efecto aparecen numerosas plantas de gran tamaño, los guisantes solo lo hacen para que la niña le explique al lirón lo que son. Pero, en el caso de una huerta de Carballo, la situada en el lugar de Ramil, parroquia de Sísamo, la gigante es la planta madre que los cobija, aún entre vainas.

Ramón Rodríguez Negreira plantó en diciembre dos sucos de casi seis metros de largo de estos garbanzos verdes (no confundir con los popularmente llamados castellanos, los de los callos, por ejemplo) o chícharos, o arvejas en algunos lugares. Desde entonces y hasta que se recolecten, que será dentro de un mes o mes y medio, las plantas han ascendido largamente hacia el cielo y las más talluditas llegan ya a los 2,25 metros. Lo habitual es que no pasen de los 80 centímetros, un metro y poco, a lo sumo. Pero estos, nutridos en la raíz solo con estiércol como abono, han alcanzado cotas ciertamente inusuales para este tipo de vegetales. «Nunca tanto medraran», explica su dueño, sorprendido por el tamaño, y midiendo con una vara las alturas máximas, que incluso podrían ser superadas.

El dueño de la finca señala que nunca tuvo crecimientos semejantes, a no ser los coleiros de dos metros. Pero eso, visto lo visto, pese a que hace unos años era noticia, ya no lo es. Cada vez es menos raro encontrar en la zona coles de hasta ¡cuatro metros! Lo mismo que patatas de cuatro kilos o más, melones de más de sesenta o plantas de maíz que ya superan de largo los 3,5 metros, una cifra insólita durante muchos años.

La selección anual por parte de los duelos, las alteraciones climáticas, los mejores abonos y la casualidades provocan estas llamativas anomalías, que en ningún caso se deben a la genética artificial. Y, para genética (el estudio de sus leyes) la que tuvieron otros guisantes, pequeños, cruzados hasta la saciedad por Mendel. Sus resultados sí que fueron gigantes.