Tal día como hoy nacía en A Tenda-Coiro (A Laracha) el gran historiador franciscano, fallecido en México hace 18 años
24 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Nació un 24, el día de san Juan, y falleció en otro, pero de distinto mes, en Nochebuena. Lino Gómez Canedo vino al mundo tal día como hoy hace cien años, en 1908, en la pequeña aldea de A Tenda, en la parroquia larachesa de Coiro, y fallecía en 1990 en San Francisco de Tilaco, en Querétaro (México), en cuya iglesia de San Francisco descansan sus restos. Otras fuentes señalan que el óbito, de un ataque al corazón, se produjo en la ciudad de México. En cualquier caso, fue en el país azteca.
Algunos autores señalan que prefirió esa morada final al igual que otros «conquistadores conquistados», refiriéndose a los españoles que desarrollaron buena parte de su trabajo en América, como así fue en el caso del larachés, y se enamoraron de esa tierra. Y se encargaron de estudiarla tanto con su continua presencia como por los numerosos y pioneros estudios sobre la larga etapa misionera española en el Nuevo Continente. El franciscano pontevedrés José Luis Soto es quien se ha ocupado de relatar en una publicación toda su vida y su larguísima bibliografía. No hay más que acudir, por ejemplo, a la web de los Franciscanos de Santiago, página en la que, sin citar completamente todas sus obras, aparecen referencias a más de 300.
No es fácil, por tanto, citar una, dos o diez como más destacadas que otras, pero diversos foros especializados coinciden en que Evangelización y conquista. Experiencia franciscana en Hispanoamérica es uno de sus trabajos más completos.
Pero, en general, la huella española desde el siglo XVI hasta el XVIII, particularmente la misionera, no se entenderían ni conocerían hoy día sin las investigaciones de este erudito. Desde los grandes proyectos hasta las pequeña anécdotas, como la que relatan las andanzas de otro padre franciscano natural de Seaia-Malpica, Pedro Benito Cambón, que fue de los primeros en fundar San Francisco.
Gómez Canedo, que tiene calle en A Laracha, había sido ordenado sacerdote en 1931. En el 33 viajó a Roma para trabajar en la Curia General, pasando por la Biblioteca Vaticana y por la Escuela de Paleografía. En el 35 accedería a la Universidad Gregoriana, donde se doctoró en historia en 1939 con un trabajo sobre la figura de Juan de Carvajal. Con el padre Atanasio López, otro insigne historiador franciscano, fundador de la Revista Archivo-Iberoamericano , comenzaría a dedicarse al que sería su línea historiográfica durante el resto de su vida, pasando, entre otros lugares, por la Academia Americana de Historia Franciscana, situada en Washington.