Fue un acto corto, pero muy emotivo. Apenas unos minutos bastaron para que gran parte de la obra del fotógrafo laxense José Vidal y de su padre, Plácido Vidal, pasasen a manos del Concello de Laxe, que ya le ha buscado un lugar de honor en el futuro Museo do Mar. El yerno del artista, Vicente Álvarez Rodríguez; su nieta, Elba Álvarez Vidal, y su bisnieto Alejandro Ávila, firmaron orgullosos el convenio de cesión que el alcalde, Antón Carracedo, y la concejala de Cultura, Milagros Velo, recogieron realmente felices.
«Este é un momento realmente importante para nós», confesó la edila, quien está deseando que comience la catalogación del legado de Vidal, testigo envidiable de la historia de la Costa da Morte. De él es, por ejemplo, la única fotografía que existe de un bombardero inglés de la segunda Guerra Mundial que cayó el 22 de octubre de 1944 sobre la playa de Traba, y también de otras imágenes menos espectaculares, pero únicas para que sobreviva la memoria de la comarca. «Su trabajo reflejaba las vivencias de la Costa da Morte, su historia, y estamos muy orgullosos de que ahora vaya a formar parte del Museo do Mar», explicó una de las nietas del fotógrafo. Su hermana Evangelina, también cede su parte, aunque no pudo acudir a la firma del convenio porque reside en Italia.
El material que recibe el Concello de Laxe, de forma indefinida, es todo el que en la actualidad se encuentra en el viejo laboratorio de la casa familiar de la calle Sol. Incluye miles de fotografías en papel, pero también algunas máquinas y placas de cristal que realizó Plácido Vidal Díaz a finales del siglo XIX y principios del XX. A través de él, abogado de profesión, llegaron a la Costa da Morte las primeras cámaras fotográficas, de origen francés.
Años más tarde fue su hijo José el que tomó el relevó y fotografió con esas y con máquinas más modernas, naufragios, fiestas y otros acontecimientos que ocurrieron a lo largo de todo el siglo pasado en la Costa da Morte, sobre todo en la comarca de Bergantiños. Fue coetáneo del muxián Ramón Caamaño y como él recorrió toda la comarca dejando constancia de todo lo que ocurría.
«Toda la historia de la Costa da Morte está en sus imágenes», aseguró ayer el yerno del fotógrafo, quien solo pidió al Concello de Laxe «que trate con cariño todo el trabajo que ahora pasa a sus manos».