Hubo un tiempo en el que por Carballo los expertos discutían sobre si Glandimiro, la mansión romana, había estado por aquí, a propósito de la Per loca marítima , o había estado por otros lugares. Esos sí que eran debates de altura histórica. Claro que, en tiempos de crisis, a ver quién vuelve a debatir sobre esas particularidades.
De lo que no hay discusión es del ancestral pasado de Ponte Lubiáns, el que hoy es uno de los límites con Coristanco y que en innumerables publicaciones aparece citado como romano. Claro que ya sabemos que romanas son muchas cosas que al final no lo son. Ahí tenemos el ejemplo de otro puente ilustre, el romano de Brandomil.
Ponte Lubiáns es, sin duda, uno de los símbolos de Carballo. Lo raro es que su nombre pasado no se aproveche como marca, como hacen en tantos lugares. Fíjense en la Pontus Veteris de Pontevedra, sin ir más lejos. ¿Y cómo sería en latín? No queda otra que recurrir al mayor experto en toponimia, a Fernando Cabeza Quiles. Y, aunque no es esta página para lo histórico, dejamos la rápida explicación que nos ofrece. Así, si el origen del nombre es antropónimo (del titular o encargado de una villa, por ejemplo), acaso de Lubilanus , su puente sería Pontus Lubilani. De deberse a un hidrónimo, el Lubián procedería del significado «agua que corre». Al caso: Carballo es la tierra del Pontus Lubilani.
Una vez situados en el espacio, nos queda el tiempo. Y el tiempo fue la noche del martes. En Pontevedra se celebraba la pasarela más famosa de Galicia, naturalmente la Pontus Veteris. Muchos pudieron verla por la Televisión de Galicia (a ver cuándo ocurre lo mismo con la Mostra do Encaixe, que tiene una participación de diseñadores mucho más elevada). Entre todas las modelos que vimos, había una de Carballo. De la calle Gran Vía, para ser exactos. Y, sin conocer a las demás, me atrevo a decir que la más veterana, porque ha desfilado en la ciudad del Lérez unas 12 veces (ni ella misma se acuerda, ya son demasiadas) es la carballesa. Hablamos, claro, de Beatriz Cabeza Puñal , que llevó creaciones de Montoto y de Toypes, por lo menos. No creo que Beatriz haya explotado su rama latina (forzando el término, las suyas son más bien facciones nórdicas), para otra vez ya sabe que puede presumir de llegar de la Pontus Lubilani esa. Ella, y nosotros. De esto y de mucho más, porque romano por aquí aún nos queda algo. Incluidas luchas políticas al estilo de los césares, con traiciones y conspiraciones, otro algo.
Otro día hablaremos de los suevos, un pueblo interesante al que últimamente tenemos muy abandonado.
Por temer, tenemos abandonado hasta a Jorge Mira en esta página. Normal, estamos mal acostumbrados a que lleve Nobel a Fisterra y cualquier otra cosa parece menor. A este respecto, igual pronto podremos contar novedades. De momento, no.
Jorge vuelve hoy porque el lunes (me cuentan desde la Redacción de La Voz de Santiago) fue el protagonista de la jornada de cierre del ciclo de divulgación científica organizado por el instituto Camilo José Cela de Padrón. Dijo: No todo es relativo, hay verdades absolutas . Cierto. O no. Bueno, quién sabe. El citó profusamente a Einstein , que algo de esto controlaba. De hecho, expuso las bases conceptuales de las dos teorías de la relatividad del famoso físico (general y especial, ustedes me comprenden) y se apoyó, es un decir, en animaciones.
El caso es que de lo que postulan las teorías relativas se pueden establecer verdades absolutas.
¿No les parece paradójico?
Pasamos al siguiente tema.
Como ya saben (completa información en la página 11 de la nuestra edición de ayer) el corcubionés Luis Lamela García presentó un nuevo libro, en esta ocasión sobre Antonio Fernández Pita . Exactamente se titula Antonio Fernández Pita. Un alcalde fusilado por el franquismo. El acto fue ayer en el Ateneo Republicano de A Coruña. Como en todas sus obras, aquí hay mucho estudio y mucha documentación. Y su contenido no admite frivolidades.