El Cine Club Carballo celebraría el próximo mes de noviembre el 25 aniversario?de su fundación, pero hace ya catorce años que su proyector dejó de funcionar
03 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.«Reunidos en Carballo o día 11 de novembro de 1984, ás catro da tarde, os abaixo firmantes acordan constituírse en comisión xestora para crear o cine-club Carballo nesta localidade». Con este sencillo acuerdo inició su actividad una asociación que dejó un grato recuerdo de su paso por la capital de Bergantiños y a la que se deben algunas de las mejores historias contadas en la pantalla del desaparecido cine Rega.
Aquella comisión gestora estaba presidida por Xesús Rodríguez Carracedo, incansable dinamizador de las letras y las artes hasta su muerte, en septiembre del 2007. Pero también se unieron a la aventura Frutos Fernández González, como vicepresidente, aunque, a partir de la legalización de la entidad, se convertiría en su primer presidente; Antonio García Losada, secretario; Ramón Tasende Pombo, tesorero, y cinco vocales: Manuel Xerardo Souto Facal, Jaime Díaz Alonso, José Antonio Díaz Alonso, José Antonio Deus Vázquez y María Elisa Santamarina Fernández.
El 11 de enero del año siguiente, el Gobierno Civil aceptaba la inscripción del Cine Club en el registro provincial de asociaciones con el número 1.512. En la resolución se hacía constar «que el patrimonio social es nulo; el límite del presupuesto anual es de 600.000 pesetas, y el ámbito territorial de actuación es local». Pese a esas limitaciones, el compromiso era firme: «Dedicará todos sus esfuerzos al crecimiento de la cultura cinematrográfica y a la elevación constante del nivel moral y cultural de sus asociados, en la medida de sus posibilidades», rezaba el artículo 2 de sus estatutos.
Y así fue durante diez años. Comenzaron las proyecciones semanales de los viernes por la noche en la sala Rega, las tertulias, las mesas redondas... y llegaron los tres grandes ejes de la actividad del Cine Club: el maratón, coincidiendo con las vacaciones de Navidad; la celebración del aniversario, en el mes de marzo, y la Semana de Cine, todo un acontecimiento social, equiparable al Festival Internacional Outono de Teatro (FIOT), que hizo posible la presencia en Carballo de rostros conocidos del cine gallego y español.
Uno de esos momentos memorables fue el encuentro del público con Maribel Verdú, que presentó su película Amantes y participó en el acto de clausura de la Semana de Cine de 1991, que incluyó un homenaje a Frutos Fernández como fundador de la entidad y que reunió a los integrantes de las distintas directivas que había tenido el Cine Club hasta entonces. María Jesús Sales Illán ostentaba la presidencia en aquel momento, en el que la entrada para una sesión costaba 250 pesetas y un bono para toda la semana, 1.200 -había pases infantiles a las cuatro de la tarde en la Casa da Xuventude, y para adultos a las ocho y las diez y media en el Rega-. Los socios pagaban la mitad.
Otra mujer tomaría el relevo al año siguiente. Sin saber que iba a ser la última presidenta del Cine Club, Mari Carmen Vila Añón tomó posesión del cargo en 1992. «Foi curioso -recuerda-, porque nos reunimos un grupo de xente moi heteroxénea, que case non nos coñecíamos, e, no entanto, quedou unha amistade».
Pero el espectáculo no tardaría en empezar a perder tirón, a pesar de los esfuerzos de la nueva junta directiva para atraer al público con películas más comerciales que iba salpicando en su programa. No pudo ser. «Coincidiu con que había más posibilidade de acceso ao cine que antes, empezaron a proliferar os videoclubes, e a xente vía máis cine na casa», explica Mari Carmen Vila. Todo ello, unido al cansancio y a las obligaciones laborales de los miembros de la junta directiva, determinó la disolución del Cine Club Carballo.
El proyector dejó de funcionar el 29 de septiembre de 1995, después de seis meses de espera en la confianza de que apareciese el relevo. En las arcas de la asociación quedaban 91.286 pesetas que se repartieron a partes iguales entre Arume, Xiria y Fogar da Xuventude «por entender esta asamblea que son as máis activas neste momento». El patrimonio del Cine Club, que diez años después ya no era nulo, quedó en depósito en el Concello de Carballo, al que pasó en propiedad un año después. La película había terminado, pero sin un final feliz.