Hasta que llegaron los portugueses, a través de la empresa Entorno Forestal, sobre todo en su división del norte, los propietarios de montes vendían los eucaliptos a empresas nacionales. Las favoritas eran ENCE, Finsa y otras factorías situadas en San Sebastián y en Zaragoza.
En la actualidad, la tercera parte del eucalipto que se planta en la Costa da Morte, e incluso en el muncipio de Negreira, va a parar a la celulosa portuguesa para la fabricación de pasta de papel.
En la comarca, el eucalipto tarde entre 15 y 20 años en alcanzar suficiente tamaño para que su comercialización sea rentable.
Monte
En el monte, las empresas pagan 25 euros la tonelada si el lugar es llano y de fácil acceso y 20 euros en el caso de que los árboles estén en áreas de pendiente o que presenten otro tipo de dificultades.
Hasta que el tronco llega al puerto para ser embarcado pasa por varias manos, lo que multiplica su valor, aunque reduce su peso, porque se suele preferir sin corteza.
Al valor de la materia prima propiamente dicha hay que añadir los costes de transporte, que es uno de los aspectos más costosos de este negocio.