«Gustaríame elixir ben a miña primeira carreira, vivila »

CARBALLO

Participará en breve en las olimpiadas nacionales de física y también de química. Le apasiona, además, la literatura

17 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Su trayectoria vital, de momento, puede que sea corta, pero la académica transcurre a pasos agigantados. Sin embargo, él lo lleva con la mayor normalidad (la posible). Marcos Rodríguez Regueira nació el 5 de septiembre de 1992. Vivió en Suíza antes de llegar al tiempo de escuela, pero ahora reside en Cerbán, localidad de la parroquia vimiancesa de Castrelo. Tiene, por tanto, diecisiete años.

El pasado 19 de febrero se impuso en la olimpiada de Física celebrada en Santiago de Compostela. Obtuvo la medalla de oro y ello lo catapultará hasta las olimpiadas nacionales, que se celebrarán, previsiblemente, en el mes de abril. La siguiente sorpresa (o no) llegó con su medalla de bronce en las de Química (también en Compostela), por lo que también se clasifica para la correspondiente prueba nacional en esa rama. A las de Biología no llegó a tiempo para anotarse, pero se le da igual de bien. Es, pues, uno de los alumnos con más nivel de Galicia.

Su interés por estas disciplinas viene de atrás, aunque el gusto es mayor por la Física. Sorprende, porque ese Marcos que cursa segundo de bachillerato en el instituto Terra de Soneira (Vimianzo) en la modalidad de ciencias y que triunfa en ellas, es también el mismo que no duda en afirmar: «Cada día arrepíntome máis de non coller letras». Y si, precisamente, no las escogió es porque «ao final, se colles a modalidade de letras mixtas -con Matemáticas aplicadas ás Ciencias Sociais y Economía-, acabas tendo as mesmas letras que en ciencias». La única vía eran las puras, con latín y griego, pero no fue por ese camino.

La literatura, dice, le apasiona. Como todos, Marcos también puede citar algunos de esos profesores que marcan un hito en la vida académica de cada uno. En ese sentido, el habla de Susi, en cuarto de educación secundaria obligatoria: «Ela foi a que me abreu a cabeza». A Rodríguez Regueira le gusta leer e escribir. «Eu o que busco é un tipo de literatura que non sexa superficial, que vaia máis aló». Los libros de súper ventas (los best seller), como los de Stieg Larsson u otros ejemplos, dice, no le atraen. «Iso si, con todos os meus respetos para quen os escribe e para quen os le, pero a min paréceme unha literatura pouco traballada». Marcos cita como libro de referencia, de momento, Rayuela, de Cortázar.

También él hace sus pinitos en este campo: tiene en su haber el primer premio de teatro Ánxel Casal, aunque, dice, «para representalo non me dá». Él escribe «cando se me encede a luz».

Tomó sus primeros contactos con las clases en Cerbán y, después, en el CEIP San Vicenzo, justo antes de pasarse al instituto donde ahora se sigue preparando. Reconoce que él es de esos estudiantes a los que las cosas les «quedan» fácilmente en la cabeza. El sistema de emplear todo el tiempo que uno tiene en los libros, dice, «non me parece produtivo». «Non é que a persoa que fai iso non sirva para estudar senón que, en realidade, non pensa». De hecho, de ahí parte la clave para lo que Marcos considera un buen profesor: «O mestre ha de darlle espazo ao alumno para faga el as súas propias historias, non lle pode dar todo mastigado, ha de dar liberdade». Y, explica, también de esos hay buenos ejemplos en el instituto: como Miguel, de Biología, o Mercedes Suárez, que enseña Física. «Dende o meu punto de vista, para resolver os problemas desta materia, a clave está en saber catro cousas e, a partir de aí, ir sacando o máximo que se poida do enunciado».

Sin nervios

Quizás por tener ese método y también seguridad, dice, no siente nervios algunos ante las próximas olimpiadas nacionales: «Para nada. Estamos indo a prácticas preparatorias na universidade, pero o certo é que xa teño ganas de ir». Sobre la trascendencia que han tenido sus buenos resultados, reconoce, «eu intento darlle a menos bóla posible. En verdade, gústame máis o feito de facer as cousas que de gañalas». No le interesa el protagonismo y admite que son sus padres -que, estudiaron hasta FP y EGB- los que más orgullosos están de todo ello. Por el momento, todavía no se pueden seguir los pasos de su hermano, que solo tiene cuatro años.

De momento, y pese a que, tras la selectividad a la que se enfrentará en breve, tendrá que elegir estudios, Marcos no lo tiene nada claro: «Estimúlame Ingeniería Aeronáutica, pero non estou seguro». «Elixir estudos agora, con 17 anos... iso si que me dá bastatne medo». Sabe que uno puede cursar varias titulaciones, «pero a min gustaríame que a miña primeira carreira me satisfaga, vivila. Non obstante, o que todos me recomendan é que mire se ten saídas. Entón xa non sei».

Como joven que es, hace la vida como tal. Contra las ideas preconcebidas, como esa de ser un «chapón», lleva años luchando. «E creo que o conseguín. Considero que hai que ter un determinado rendemento: se teño que elixir entre non estudar nada para quitar un cinco ou estudar cinco minutos para quitar un dez, pois claro que estudo eses cinco minutos. Pero, dende logo, se teño que estudar unha semana, para quitar un dez, pois seguramente me conformaría cun seis».

Hace de tranquilidad la máxima en los exámenes, «aínda que sempre teño algún baixón nalgunha proba do curso e, entón, á seguinte xa vou doutra maneira». Como la mayoría de los jóvenes, pulula por alguna de las redes sociales, «para pasar o tempo, porque o que non me gusta é que o círculo ao final se acabe reducindo aos amigos que xa tes e dos que vives a cincuenta metros».

Es partidario de la tradición y de algunos valores rurales. «Pero todo ata un punto». Tiene ganas de dar el paso hacia la ciudad porque «case que nos están maltratando. Vexo o noso rural moi apartado, non só no aspecto económico, senón que tamén percibo un atraso social importante». Lo urbano ofrece otro tipo de alternativas.

Es algo de lo que se puede escribir e investigar. Y Marcos Rodríguez puede hacerlo desde ramas muy diferentes. No tiene claro cuál elegirá finalmente, pero, por lo pronto, en el horizonte más cercano se le presentan tres importantes citas: una selectividad y dos olimpiadas nacionales.