Seguramente lo más parecido a los asientos de cuero de un Touareg que tocó en su vida Joao Moleirinho fueron los pellejos de las vacas de Ruibo. No obstante, a él un radar le laminó dos puntos de su carné por avanzar a 115 por hora en ese Volkswagen, rumbo sur, en la provincia de Pontevedra, en una zona limitada a 80. Tal vez Moleirinho soñaría alguna vez con volver a casa en un coche así, demostrando que el duro trabajo realizado durante años en Lires tiene su recompensa, pero la cosa se quedaría en poco más que un sueño, porque el dueño del Touareg, el alcalde de Cee, dejó bien claro en una conversación grabada, que el coche, el viaje y la infracción eran suyos. También que no iba a ser él quien apandara con la retirada de puntos.
A Joao, con suerte, le cayó una churrascada por los servicios prestados. Otra se la pagaría a gusto al alcalde el amigo de Fisterra que con una llamada arregló para evitar que le crujiesen diez puntos del carné y 700 euros del ala por hacer el cafre de noche en su vehículo.
Pero esos y otros muchos chanchullos están ahora en entredicho porque en la Orquesta ha aparecido un nuevo e inesperado culpable. El PSOE y, en concreto, el ministro de Justicia, Francisco Caamaño. Todo el tomate se limita a una cacería política emprendida por el ministro quien, despechado, pagaría así las calabazas del regidor independiente al socialismo.
Muchos hilos debió mover Caamaño para apuntalar su venganza. «Oye, Joao, te me coges el coche del alcalde y te vas a todo gas hasta que te cace un radar», podría ser una de las peticiones cursadas por el ministro o, por delegación, por el CNI. O quien sabe si contarían con la CIA, que antes de lo de Libia tenía menos chollo. «Mira, Ogando, ya se que esto te a va a ser mucho lío, pero tú finge que le aflojas un 5% de las obras al alcalde y ya amañaremos después para compensarte con unas obriñas, que hay que meterle zahorra y arquetas nuevas a los accesos al Pentágono y eso te lo llevas tú». Y aún más. «Mira, soy de la CIA, quería hablar con el Golden Apple Quartet por unas facturas». Y así la teoría de la conspiración va tomando cuerpo y quién sabe si al final el culpable de todo no será el mismísimo Georgie Dann.