La boda de Marcela y Elisa revive en A Coruña

a. m. / s. g. A CORUÑA-CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Una exposición en A Coruña recuerda a las dos maestras que se casaron en 1901 tras vivir en Couso, Calo y Dumbría

27 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La apasionante historia de las coruñesas Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga revive estos días en el Centro Cultural Normal Espazo de Intervención Cultural de la Universidade da Coruña, la antigua facultad de Magisterio, con una exposición que recrea su amor.

Una historia escandalosa en su tiempo, cuando se casaron en 1901 haciéndose Elisa pasar por un hombre, su aventura fue rescatada hace justo una década, cuando se cumplía un siglo desde la ceremonia celebrada en la iglesia herculina de San Jorge. Poco a poco su leyenda se fue agrandando. Hace tres años, con la publicación de un libro, muy minucioso y trabajado, publicado por Narciso de Gabriel, decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidade coruñesa, y tal vez el próximo año, con la filmación de la película que prepara la directora Isabel Coixet.

Es una historia conocida, en efecto, pero pocas veces se centra el foco en las peripecias de las dos féminas en la Costa da Morte, pese a la importancia que la comarca tuvo en sus vidas. Más novelesco y apasionante es, sin duda, su huida posterior al descubrimiento del engaño, hacia Portugal, Argentina o México.

Las dos mujeres habían estudiado para maestras en la que entonces se llamaba Escuela Normal. Elisa fue destinada a Couso-Coristanco, donde trabajó como interina. Ya con el grado de maestra superior ejerció en Calo-Vimianzo, adonde ya se fue con su amiga Elisa, retornada de Madrid, adonde la había enviado su padre, militar, preocupado por los quereres de su hija.

Tras pasar juntas siete años, a Marcela la destinaron a Dumbría, y con ella se marchó Elisa. Cuentan las crónicas de la época que, en esta etapa, Elisa usaba pantalones por ejemplo durante los carnavales dumbrieses, algo que en esta época, estaba muy mal visto (en Dumbría y en todas partes).

En abril de 1901, Elisa, disfrazada de hombre, se presentó ante el párroco de San Jorge diciendo que quería bautizarse: antes no lo había hecho por estar en el extranjero y por no dejarle su padre. En junio, ya le anunció que quería casarse con Marcela, aportando un informe del párroco dumbriés. La boda se celebró el 8 de ese mes a las siete de la mañana. Ambas iban de oscuro. Se hicieron la foto que pasó a la posteridad en el estudio Sellier. Emprendieron viaje de novios hacia Tui y Oporto. Detrás dejaban muchas habladurías en A Coruña y Dumbría y un procedimiento penal en curso.