
Agricultores de la zona venden en el mercado de Carballo frutas tropicales que se han adaptado bien a la comarca
19 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.El clima de Colombia es completamente distinto al de Laxe, pero al tamarillo no parece importarse. En la huerta de María Alsina crece sin problemas. Ella tiene desde alquejenjes hasta maracuyás pasando por un aguacate que da numerosos frutos. A las plantas les tiene sin cuidado el intenso nordés laxense o las copiosas lluvias del invierno. No es que María Alsina, de Serantes y esposa de Antonio Diéguez, tenga una mano especial para las frutas tropicales, numerosas especies se han adaptado extraordinariamente bien a la zona.
Tamarillos también tiene Anfonso Zas en su huerta de Baldaio. Cuando su árbol se lo permite los vende a dos euros el kilo en el mercado de Carballo, donde abundan las frutas raras, llegadas con los inmigrantes o incluso con los viajeros curiosos y amantes de la botánica. Esta extraña fruta, de curioso sabor, se vende como exótica, que lo es, a 14,5 euros el kilo en las grandes superficies, pero en la Costa da Morte basta con tener una huerta para conseguirla por nada y disfrutarla en el invierno, con toda su vitamina C.
María Fraga ha conseguido en Montemaior, en A Laracha, frutos tan raros como los chayotes o tallotes, una especie de calabaza con pincho que, por dentro, es como una patata de sabor dulzón. También suele llevarla al mercado y espera siempre que haya inmigrantes, de Cuba u otro país caribeño, para venderla, porque allí es muy apreciada. Ella hace tortilla o ensaladilla rusa.