«El tratamiento paliativo devuelve la dignidad»

Á. Palmou CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Aquino es médico del Sergas y en la Clínica Bergantiños.
Aquino es médico del Sergas y en la Clínica Bergantiños. j. m. casal< / span>

Una conferencia del doctor Darío Aquino sobre cómo afrontar una enfermedad terminal abrió la Semana Cultural de la UPD de Sofán

16 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La Semana Cultural de la Unión Democrática de Pensionistas de Sofán dio comienzo ayer con una charla sobre enfermos terminales a cargo del doctor Darío Aquino Trinidad (Buenos Aires, 1966), un profesional formado en su país natal que ejerció de neurocirujano y formó parte del cuerpo médico del club de fútbol San Lorenzo antes de encaminar sus pasos hacia este país. En la actualidad trabaja para el Sergas y en la Clínica Bergantiños de Carballo.

-¿Por qué cambió Argentina por Carballo?

-Porque tengo vínculos familiares aquí. Un tío mío es carballés y cuando gané la oposición opté por Galicia. Podía elegir también Madrid, pero esto me gusta mucho.

-¿Qué se puede recomendar a las personas que padecen una enfermedad terminal?

-Un paciente en esta situación pasa por una serie de etapas. La primera es de shock y negación, después vienen las de colera o rechazo; negociación con los médicos, depresión -cuando ya se da cuenta de que va a perder todo lo que tiene - y la etapa final, que es la aceptación. Y la familia pasa por lo mismo.

-¿Cómo se deben afrontar estas etapas?

-Debe hacerse con un equipo multidisciplinario de psicólogos, médicos, fisioterapeutas, enfermeras, visitadores sociales y espirituales. Hay que hacer un acompañamiento del sufrimiento, tanto social, como psicológico y espiritual, y proporcionarle el tratamiento paliativo que es lo que devuelve la dignidad al paciente y le da calidad de vida; es lo contrario tanto del encarnizamiento terapéutico como de la eutanasia.

-¿Siempre se cumple ese ciclo de cinco fases?

-No. Las fases se superan con ayuda de ese equipo multidisciplinario. Sin ella puede ocurrir que uno se quede en la primera de ellas, la de negación.