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Los caminantes descubren los secretos del Monte Faro

Xosé Ameixeiras
X. Ameixeiras CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Ciento veinte personas acudieron a la ruta programada por cinco concellos

12 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Caminar por el Monte Faro es como adentrarse en un mundo de leyendas. Este gran mirador de las tierras soneiranas guarda grandes secretos. En sus entrañas extrajeron minerales, sus prados invocan cuentos de lobos feroces, viejas historias de atracos, robos y apariciones y entre sus tojos pastan vacas vianesas y caballos. Por estos parajes, donde centenares de personas buscaron hace años a una niña perdida, anduvieron ayer los participantes en una nueva Andaina pola Costa da Morte que organizan los concellos de Vimianzo, Ponteceso, Camariñas, Muxía y Corcubión.

Ciento veinte personas acudieron ayer a la caminata, que comenzó en la plaza do Concello de Vimianzo. En el castro de As Barreiras hubo una parada. Allí, el historiador y archivero Pablo Sanmartín explicó la importancia del yacimiento. Corresponde a un poblado de 4.000 metros cuadrados, de forma ovalada y de murallas monumentales que estuvo habitado en los siglos III y II antes de Cristo. Allí está el Vimianzo más primitivo, una joya arqueológica que las autoridades municipales quieren excavar, consolidar y poner en valor para declararlo bien de interés cultural y convertirlo en un atractivo turístico.

La subida al Monte Faro hizo sudar a la concurrencia, pero el pelotón de caminantes se mantuvo sólido. En lo alto, la niebla no dejó ver el mar, pero si permitió disfrutar de los encantos de un territorio pleno de atractivos. Las manadas de vacas vianesas, con sus finos cuernos erguidos, llamaron la atención de los senderistas. No se vieron lobos de los que hablan los criadores de caballos, pero si fueron motivo de conversación. Algunos intentaron examinar los viejos conjuntos de albarizas, pero la maleza se fue adueñando de ellas.

Los restos de construcciones de las minas de estaño abandonadas y los aerogeneradores, que ayer se movían como con desgana, también recaban la atención de los senderistas.

Andainas pola Costa da Morte vimianzo