
Seguro que es casi imposible encontrar a algún «carballés-de-toda-la-vida» que no se haya tomado un café, o una taza de vino en el mítico bar Cervantes. A pesar de su solera, el establecimiento cerró hace ya bastantes años y de alguna forma dejó huérfanos a muchos clientes. Pero, por fortuna, todavía hay emprendedores dispuestos a plantarle cara a la crisis y a apostar por nuevos negocios. Es el caso de los hermanos Sara y Pablo Manzano, que han decidido embarcarse en una nueva aventura empresarial y han reabierto el veterano establecimiento hostelero carballés. Situado en un lugar privilegiado, frente al mercado municipal, en la esquina de la Gran Vía y la calle Cervantes del que toma el nombre, ha reabierto sus puertas hace solo unos días. Luciendo un estilo muy acorde con el edificio en el que se ubica, de principios del siglo pasado y con una decoración exquisita. De hecho es imposible no fijarse en todos los detalles cuando uno entra en el local para tomar algo. Desde las magníficas lámparas de estilo industrial y fabricadas a principios del siglo XX, hasta las trabajadas molduras de los techos, o la sorprendente mezcla de sillas y mesas. Un lugar muy agradable y con mucha historia para disfrutar de un buen café. O de lo que se tercie.