Tenemos a muchos vecinos de la Costa da Morte repartidos por el mundo. en los puntos más lejanos que nos podamos imaginar. No tanto (ni tan exótico) como uno de Cabana que no hace muchos años estuvo trabajando en la Antártida, pero casi.
Hay decenas de casos. Hablemos de algunos recientes. David Trillo Gallego, por ejemplo. Navegante joven, pero muy curtido en los remolcadores. De Brens. Famoso desde que de niño Xosé Castro le hizo aquella foto viendo en el puerto los bidones del Cason. Ya hemos contado aquí varias veces sus avatares y viajes por Shangai o por el Mar del Norte. Ahora lo tenemos en África. En Angola, al lado del Congo, trabajando varias semanas para una gran compañía, en un barco de apoyo relacionado con una explotación petrolífera.
La vida ahí corre de otra manera. Justo el día anterior a su llegada se produjo un accidente aéreo no muy lejos, en el norte de Namibia, en un vuelo que había salido de Maputo, la capital de Mozambique, en dirección a Luanda, la angoleña. Menudo impacto anímico como recibimiento. Aunque a David estas cosas no le afectan. «Eu creo no destino», señala con total tranquilidad desde este pequeño corazón africano. Las nuevas tecnologías han hecho perder el misterio de las comunicaciones de antaño: a veces es más fácil hablar con alguien a 9.000 kilómetros gracias a las redes sociales que (pongamos) con un vecino de un Concello de la zona al que se le ha caído la línea o los ladrones se han llevado el cable.
Otro que está lejos, mucho, es Alberto Muñiz Pardiño, un carballés que reside en Hong-Kong, donde da clases de ajedrez, aunque pasa temporadas en Malasia, que fue donde lo pillaron los compañeros de Radio Voz Bergantiños para su entrevista semanal de protagonistas de la zona en la diáspora. Alberto, viajo conocido del ajedrez comarcal, llegó en el 2007 a Singapur para trabajar en cuestiones organizativas de este deporte y allá, en el extremo asiático, se ha quedado. Hasta el verano seguramente no lo veremos por aquí. Escuchándolo, no parece mucho: desde que cierra la puerta de su casa en Hong-Kong hasta que abre la de Carballo pasan unas 24 horas, tras pasar por Dubai y Madrid. No es mucho: más o menos, lo que tardan los taxistas de la zona en el puerta a puerta de Muxía-Berna.
Lejos, en Mongolia, sigue Alfonso Xavier Canosa, de Erbecedo-Coristanco. Imparte clases de inglés en una universidad privada de Ulán-Bator, la capital. Dentro de unos meses se celebrará el vigésimo aniversario de la creación de la primera página web en gallego de la historia, de la que se encargó durante una estancia en la universidad galesa de Aberyswith.
Hay más vecinos por Nueva York, por Iowa, por Londres y Escocia, Alemania y Holanda, Japón y Canadá. En un mundo tan global, la Costa da Morte no se queda atrás.