Entre todos los yates llegados a la zona en los últimos tiempos y que han dado lugar a una situación rocambolesca destaca el Yemanja, fondeado en Fisterra desde que desapareció su propietario, el bretón Jean-Marc Grollier, a finales del 2012.
Además de numerosas autoridades portuarias, judiciales y policiales; los familiares de Grollier pudieron entrar en el velero hace solo unos meses, pero no se hicieron cargo del barco, y la importante cantidad de dinero -muchos miles de euros- que había en el interior y que tampoco fueron objeto de robo alguno en todo este período de tiempo, está en una cuenta a disposición judicial.
Ahora la Real Liga Naval Española, tal como indica su delegado en Galicia, José Manuel Pato, se ha ofrecido a ejercer como depositaria de la embarcación para sacarla del agua y evitar tanto que se siga deteriorando como el peligro que supone para la navegación. El delegado de la entidad en A Coruña y propietario de la empresa Galopín, Manuel Iglesias, se prestaría para darle cabida a la embarcación en las instalaciones que tiene en Cerceda, a la espera de lo que se pueda decidir respecto al destino final del Yemanja.
«De lo único que tendría que hacerse cargo el seguro, la familia o el adjudicatario del barco en caso de que finalmente sea subastado es de los costes de izado, retirada y transporte, porque el depósito sería gratuito», afirmó Pato que está a la espera de lo que decida al respecto el juez de Ferrol, en cuyas manos está ahora el caso del velero francés.