La cachela «A Férveda» se llevó el primer premio en el concurso
24 jun 2014 . Actualizado a las 14:01 h.Más que oírse o verse, el San Xoán se huele. Una vez al año, el humo no hace daño en Carballo. Aunque la tradición marca que las cachelas deben quemarse a medianoche, los vecinos comenzaron a respirar madera quemada ya desde media tarde. Madera y también algún que otro rastrojo que los agricultores más avispados aprovechan para quemar, ocultos entre la humareda general. Una pícara tradición dentro de una mágica costumbre.
Ayer era el día más largo del año, la tormenta y el humo oscurecieron la tarde. La lluvia descargó el ambiente y asustó a más de uno, pero al final escampó y las cachelas acabaron ardiendo. Fueron cientos en la capital de Bergantiños y el resto de la zona, aunque doce de ellas decidieron, además, apuntarse al concurso que organiza la comisión de fiestas del San Xoán de Carballo. En medio del chaparrón, el jurado comenzó su recorrido por la docena de participantes.
La ganadora fue A Férveda una espectacular cascada a la que no le faltaban agua, piedras e incluso peces, construida por vecinos de la calle Manuel Antonio (junto al pabellón Carballo Calero) que se llevó los 500 euros del primer premio. El segundo se quedó muy cerca, al otro lado de la finca, en la calle Carré Aldao. Allí, buena parte de los afectados por las preferentes de la comarca decidieron quemar los instrumentos que los acompañaron durante un año y medio de concentraciones. Para ello, construyeron una plataforma que bautizaron con el nombre de Novadelicia Spa, que se llevó el segundo puesto y 200 euros. Completó el podio, y se llevó 150 euros, una réplica del santuario de la Virxe da Barca, que los vecinos de la calle Camelias, en el Barrio das Flores, bautizaron como Retellando. El cuarto puesto, con 100 euros de premio, fue para Volvomóbil, realizada por algunos integrantes del Club Ciclista Carballo, que imitaba a un coche que seguía a un ciclista en plena contrarreloj. Además, la organización concedió un accésit a Maricarmen a Coruxa, de la zona de San Cristóbal.
Una vez que se falló el concurso, comenzó la quema por todo Carballo. Mucho churrasco y poca sardina, debido al alto precio que alcanzó el pescado en los días previos. Después de la tormenta llegó la calma. Los fiunchos y las espadanas alfombraron las aceras y las flores quedaron a remojo para el baño de esta mañana. El aroma de humo, brasas, carne, pescado y flores, el aroma de San Xoán, llenó un año más Carballo.