«Me he perdido mucho y conocido a gente mejor de lo normal»
28 jun 2022 . Actualizado a las 19:14 h.Rafael Azor Redondo (Zaragoza, 1957) llegaba el jueves a Fisterra después de 11 días de Camino en bicicleta desde su residencia maña. Una historia nada rara entre los miles de peregrinos que cada año viajan a tierras gallegas, si no fuera porque con esta cumplía su 56º visita al Apóstol y la prolongación a la Costa da Morte.
Esta vez fue en bicicleta por la variante aragonesa del Camino Francés, pero este año ya ha hecho el camino tres veces andando y seis en bicicleta, parando en su casa apenas dos meses en lo que va de 2014. En toda su vida puede que ya haya completado la mayoría de las rutas que llevan a la ciudad compostelana, entre ellas, el camino portugués, el primitivo, el de Levante y con especial cariño, el francés y el del norte. Siempre de dos en dos, ida y vuelta.
Antes de este fervor por la Ruta la había recorrido apenas tres veces, pero en estos últimos tres años prácticamente ha doblado el numero que llevaba en 2011, sumando 29 de las 56 veces que lo ha completado.
Esta pasión no se debe a nada particular, quizás una buena manera de pasar el tiempo del que ahora disfruta tras su jubilación y la falta de obligaciones. Solo resiste a quedarse en casa por algún motivo relacionado con sus nietos: «No tengo pareja y mis hijos son mayores», explicaba Azor. «La verdad es que el Camino, tanto física como moralmente, me sienta muy bien», añadía.
Estos días que pasa en Fisterra son los únicos que utiliza de manera habitual para descansar. Su parada en Santiago siempre es corta, al igual que las veces que ha terminado en Muxía, porque para Azor Redondo el recorrido nunca termina en la catedral, sino que seguir hacia Muxía o Fisterra siempre es obligado. Dice que es «lo mejor del Camino».
Sus preferencias están claras. En invierno, lo mejor es hacer la ruta andando y disfrutando del paisaje, la mayoría de las veces por la zona norte, cerca del Cantábrico. En verano, cuando la afluencia de caminantes y ciclistas aumenta, la mejor opción es la bicicleta, preferiblemente por la vía francesa, que le permite escapar de las muchedumbres cuando es necesario, y salir para alguna visita si se presenta la ocasión. Esta vez ha sumado a su ruta el País Vasco para ver los valles de Roncal y de Salazar, que le han «maravillado».
Planificación
En cuanto a la planificación, normalmente siempre tiene pensado dónde dormir. En este último viaje ha probado en el monasterio de Sobrado dos Monxes. Nunca lo había hecho, y repetirá. Además, en cada ruta tiene sus paradas obligatorias como sibarita que es, sitios que ya conoce por su experiencia, a los que siempre vuelve por el reclamo de sus menús. Los vecinos de varios lugares, sobre todo los de Fisterra, ya lo conocen y con algunos ha hecho muy buenas migas.
Pero esta pasión no siempre es una experiencia fácil. Cuenta que las cargas musculares y otros problemas físicos aparecen en las primeras etapas, y a esto hay que añadir los problemas técnicos que puedan aparecer cuando elige la bicicleta. «Nunca es todo fácil, el año pasado por ejemplo, tuve que parar 40 días porque se me estropeó la bici», recuerda Azor. «Me he perdido mucho y también he conocido a mucha gente», añadía. «Casi siempre, mejor de lo normal».
Seguramente este 2014 terminará con algunas visitas más a la Costa da Morte y así aumentar este número de récord. Según Azor, la 57 llegará en muy pocos días, llevándole de nuevo a casa.
«Me he perdido mucho y conocido a gente mejor de lo normal»