La Barca mantiene su tirón pese a los cambios por las obras

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

XESÚS BÚA

La celebración de Muxía reunió a miles de personas

15 sep 2014 . Actualizado a las 07:10 h.

La Romaría da Virxe da Barca mantiene su fuerza secular de atracción de miles de personas pese a los cambios obligados este año por los temporales del invierno, que han modificado una estampa que apenas había cambiado en los últimos siglos: el santuario está cerrado, rodeado de andamios, y la Pedra de Abalar no se mueve. Incluso algunos más: las obras de reconstrucción han cerrado el acceso directo hacia las rocas, obligando a los romeros a acceder por la parte derecha, al lado de la rectoral (algo nada fácil para personas con dificultades de movilidad), o por la izquierda, aparentemente más sencillo. Los habituales no entendían ayer que la empresa no haya accedido a dejar libre el pasillo, que ya forma parte del itinerario de toda la vida de los visitantes.

Aun así, Muxía estaba ayer abarrotada. El debate sobre si más o menos que otros años también forma parte de la tradición, y las opiniones van y vienen. Centenares de tiendas de campaña por los alrededores, desde A Baiuca o Espiñeirido hasta Lourido. Jóvenes que a mediodía parecían dirigirse más bien hacia su zona de descanso que hacia la misa solemne. Decenas de puestos de un mercadillo que más bien puede definirse como mercado multisectorial (y plurilingüe).

Y la misa. Las de la novena se celebraron en el polideportivo. Los temores resultaron infundados: hubo más fieles incluso que otros años. La de las 12.00, donde siempre, al lado del santuario, al lado de los andamios, mirando hacia el monte que, a modo de anfiteatro, estaba repleto de romeros que siguieron el oficio con un silencio reverencial. Roto al principio, con aplausos, cuado llegó la imagen de la santa en la nueva anda y barca, ambas de madera realizadas en los últimos días (como tantos elementos, las originales se quemaron en el incendio del invierno) que la sostiene. Después, la procesión, multitudinaria, y la traca de pólvora, cubriendo todo el espigón.

Durante la jornada, los intentos por mover la Pedra de Abalar fueron vanos y optimistas. Esta calzada de tal manera que no hay posibilidad. La Pedra dos Cadrís, como siempre, y la de A Cabeza, que va ganando auge, sustituyeron los ritos pétreos que vienen de siglos atrás. La seguridad, por cierto, espectacular. Incluso una lancha de la Guardia Civil del Mar patrullaba por la costa.