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El congrio vive en «A casa do peixe»

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Manuel Antelo, camariñán, y Rosa Lema, muxiana, con su hijo Alfonso.
Manuel Antelo, camariñán, y Rosa Lema, muxiana, con su hijo Alfonso. XESÚS BÚA< / span>

20 ene 2015 . Actualizado a las 12:18 h.

La llamaban A casa do peixe porque las pescantinas paraban allí, en A Cruz, a la salida mismo de Muxía. Era en la época de los bisabuelos de Belén Lema que acaba de recuperar el nombre y la intención, aunque entonces sus antepasados eran labradores. Esta muxiana que emigró a Suiza y ha sido percebeira acaba de abrir un restaurante en la que ha metido literalmente toda su familia. Para el continente ha reparado la casa de sus ancestros, con su atinada denominación para un local de comidas, y para el continente la profesión de su padre, Juan Lema, que se encarga del secadero de congrio de Rosa Diz. Tan presente está este pescado que es uno de los símbolos de Muxía que lo han colocado en la pared, enmarcado.

Uno de los objetivos de Belén Lema es que los vecinos aprendan a apreciar la carne seca del congrio que tanto éxito tiene en Calatayud y tan poco al lado del mar y, sobre todo, ofrecer en una tapa o un plato a los turistas, las planchas que pueden ver secarse al aire cuando el nordés sopla en primavera.

De mar Rosa sabe un rato. Al otro lado de la ría encontró a su marido, el camariñán Manuel Antelo, y de esa unión nació Alfonso, que es de la ría 100 %.

La hostelería tampoco es ajena a esta familia, que pasó años en Le Noirmont, una localidad suiza próxima a Delemont. Allí regentaron una pizzería.

A casa do peixe es ahora la casa del congrio, que aparece también en numerosas fotografías y que estará presente en muchas preparaciones. Así recordará Rosa a su padre y también el tiempo en que A Cruz era una aldea. En esa época, las pescantinas con sus cestas también le dieron nombre al hijo que heredó la casa y que ellas dieron en llamar «o da casa do peixiño».