El sindicado Unia se encargó de preparar la charla sobre el cruce automático de información fiscal y los nuevos baremos para pagar impuestos
30 mar 2017 . Actualizado a las 10:15 h.En un local en el que lo normal es que la asistencia máxima a un acto sea de 60 personas, el viernes por la noche se reunieron entre 150 y 170 en el centro español de Reconvilier, según los cálculos de la organización (el centro está regido íntegramente por vecinos de la Costa da Morte). «Moitas persoas estaban de pé, e a maioría, moi apretadas», señala Xosé Abelenda, un responsable del sindicado Unia, que encargó de preparar la charla que estuvo a cargo de expertos sobre el cruce automático de información fiscal y los nuevos baremos para pagar impuestos.
Un tema que está movilizando a los emigrantes, demandando información constantemente, de ahí la proliferación de actos similares por todo el país en lo que va de mes. De hecho, el domingo hubo otro en Zúrich, y aún quedan muchos más. Tanta expectación despiertan que incluso comienzan a acudir los medios regionales. En el caso de Reconvilier (localidad de 2.200 habitantes del Jura bernés, limítrofe con el cantón de Jura), prensa y televisión.
Uno de los aspectos que más está llamando la atención en estas charlas es la profunda división de consecuencias entre un cantón y otro a la hora de fijar baremos mínimos a partir de los cuales habrá que pagar por el patrimonio en España no declarado. Es algo que ya se sabía, en términos generales, pero el choque se produce cuando en las charlas se van dando casos concretos. Pese a tratarse de una disposición federal, la competencia cantonal es amplísima. Por eso en Solothurn el mínimo es de 250.000 francos (ya se requiere un patrimonio notable, y no haberlo declarado) y en otros como Berna es a partir de 97.000 francos. Incluso en sitios como Jura se empieza a hablar de una especie de amnistía de 100.000 para evitar los atrasos de los diez años pendientes. Además, varía por tipo de permiso de residencia. La complejidad y variedad es tal (al final, las charlas se convierten en una sucesión de preguntas de cada caso particular), y además se trata de algo nuevo, sin experiencia a la que agarrarse, que las soluciones unitarias son imposibles. Abelenda, que atiende estos casos a diario, asegura que la gran mayoría de emigrantes optarán por declarar lo que tienen y evitarse posibles problemas.