En la zona no se ha tomado ninguna medida para evitar los accidentes
03 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El domingo se cumplió un año del último choque mortal en la AC-400, que se registró a su paso por el lugar de Paxareiras, en Mazaricos. Iván Trasmonte, que había salido esa tarde del 1 de octubre a dar una vuelta en su motocicleta, se encontró con un caballo en pleno vial. Sin margen para esquivarlo, chocó con la res, perdiendo la vida tras la colisión. El animal carecía de identificación y su dueño nunca apareció. La familia todavía espera para cobrar la indemnización. Han pasado doce meses, pero la realidad en esta carretera que une Muros con Santa Comba, y que pasa por Mazaricos y Outes, no ha cambiado ni un ápice. El ganado sigue apoderándose del lugar sin que nadie le haya puesto freno.
En el GES de Muros conocen la situación a la perfección. Durante el verano, sus miembros acudieron en numerosas ocasiones al lugar para espantar a estos animales. Los turistas, alertados por el peligro que podían correr, llamaban continuamente a la agrupación, que tenía que enviar gente para espantar a los animales y que estos volviesen monte arriba. Los vecinos de la zona, conocedores de la situación, han dejado de hacerlo, obligados a aprender a convivir con este riesgo.
Además de la presencia continua de reses, hay que sumar que la niebla también es constante, lo que dificulta todavía más la conducción en una carretera cuya velocidad máxima son los 90 kilómetros por hora.
Los residentes reconocen que los principales problemas son dos manadas de caballos, que además carecen de identificación. Tras el último suceso, desde el distrito forestal intentaron crear un censo con todos. Según trascendió, agentes forestales visitaron la zona, aunque no consiguieron que nadie se hiciera cargo de los animales.
A esto hay que sumar que las comunidades de montes ven con buenos ojos la presencia de estos animales en sus terrenos, ya que ayudan a mantener los senderos en buen estado y eliminan la maleza sobrante. Sin embargo, esperan que los equinos se encuentren en buenas condiciones físicas e identificados. Por desgracia, estos requisitos se cumplen en escasas ocasiones.
Sin dueño
Cuestionados sobre si el control de estas reses pasa por Medio Rural, fuentes de la consellería aseguraron que esta es una cuestión de los concellos. «Nós non temos medios para controlar a eses animais. Non hai persoas para mirar se teñen microchip», reconoció el regidor mazaricano, Juan José Blanco, visiblemente indignado, que apuntó que además el vial es de titularidad autonómica.
La situación no es específica de la AC-400. Este domingo, otro caballo accedió a la autovía do Barbanza, aunque en esta ocasión el dueño llegó a tiempo para recuperarlo. En la carretera AC-302 hacia A Curota, a su paso por Moldes, no es la primera vez que los miembros del GAEM de Ribeira tienen que acudir para retirar ganado que accede a la calzada. Por el momento, la fortuna ha evitado más desgracias.