15 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.
A la droga y a los que sacan beneficio de ella, les encanta el silencio. La ausencia de ruido es su paraíso. Mirar para el otro lado acaba en grandes sustos cuando uno tiene que enderezar el pescuezo. Esta lacra acaba metiéndose en los hogares más insospechados. Nadie está a salvo. Si la gente se preocupa puede ganársele la batalla. Si se ignora el problema, la guerra está perdida.