Andrés Blanco Carrión, profesor de Medicina Oral de la USC, participó en una jornada de la AECC sobre los tumores de cabeza y cuello
30 abr 2019 . Actualizado a las 16:58 h.Funciones tan importantes como masticar, tragar, hablar, articular, oler, saborear o respirar, entre otras, pueden verse seriamente alteradas cuando una persona padece un cáncer de cabeza y cuello. Así se resalta en una Guía breve sobre este problema de salud, presentada ayer por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) de Santiago, en una jornada orientada para profesionales de la sanidad, pacientes y familiares, aunque abierta al público por el interés general del tema. «Del grupo de tumores de cabeza y cuello, los más frecuentes son los de laringe, faringe y cavidad oral; aunque pueden diagnosticarse también en los labios, glándulas salivares, fosas nasales o senos paranasales. El de boca ocupa el puesto 15º entre todos los tumores malignos, el 13º en los varones, y preocupa porque siguen muriendo un 50 % de las personas afectadas a los 5 años, es una cifra muy elevada», afirma Andrés Blanco, profesor de Medicina Oral de la USC, que fue uno de los ponentes.
«En los últimos años se notan avances importantes en la higiene de la boca, ya desde edades tempranas, por ejemplo se ven menos problemas de caries infantil; y mejoró también mucho el diagnóstico, y ahora se diagnostican más y mejor los tumores de la boca. Eso es muy importante, pero se siguen viendo aún muchos casos en estadios avanzados. La mejor forma de evitar el mal pronóstico es con un diagnóstico lo más precoz posible; hay que insistir para conseguirlo», agrega.
Es un objetivo factible, sostiene. Porque para lograrlo se requiere partir, en primer lugar, de una buena higiene de la boca; y hacer revisiones periódicas. Estas son definitivas, insiste Andrés Blanco: «En la boca se ven bien las lesiones que pueden ser causa de un cáncer, porque tiene un acceso fácil y sencillo. Se detectan muy bien en la consulta del dentista, tanto privado como en centros de salud públicos; pero también lo hacen otros profesionales, como higienistas dentales, médicos de atención primaria, dermatólogos o cirujanos», manifiesta.
Además de las revisiones, aconseja «eliminar factores de riesgo más relacionados con el cáncer oral, sobre todo el tabaco y el alcohol, y evitar las radiaciones excesivas de la luz solar sobre los labios».
Andrés Blanco reitera que existe una importante concienciación sobre este problema de salud, ya desde la formación que se imparte en la Facultad de Medicina y Odontología: «sobre todo entre dentistas, y de hecho incluso el Consejo General de Dentistas hace campañas frecuentes, como mucho cada dos años, sobre la necesidad de un mayor esfuerzo para el diagnóstico precoz del cáncer oral, que comprende la zona entre los labios y la parte posterior de la úvula. Lo ideal es reconocer y solucionar una lesión antes de que sea maligna, evitar que avance; y cuando hay dudas, realizar una biopsia, que es una forma ideal de hacer el diagnóstico».
Reducir el número de muertes y de sufrimiento por cáncer oral, y los demás tumores de cabeza y cuello, está entre los objetivos de la AECC. Los tratamientos con cirugía, radioterapia y quimioterapia tienen efectos secundarios molestos y que dificultan la calidad de vida. Pero hay ayudas de profesionales para la rehabilitación y para afrontarlos mejor.
En la jornada de ayer se abordaron su epidemiología, diagnóstico y tratamientos, con diferentes perspectivas. Se insistió en el cáncer oral como «un problema de todos». Las sesiones las inauguraron el gerente del Servizo Galego de Saúde, Antonio Fernández-Campa; el decano de Medicina, Julián Álvarez Escudero; y la presidente de la AECC en Santiago, Luz María Hernández.