Los proyectos de protección ambiental recaen siempre en entidades privadas

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

Alba Romero

Asociaciones como Mar de Fábula, Senda Nova o Río e Mar lideran el compromiso social

22 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras los concellos y la Xunta siguen a la gresca para ver a quién le toca limpiar los ríos y Augas de Galicia ha iniciado ahora una oleada de avisos para que los particulares cumplan con las franjas de protección de los ríos, los proyectos de conservación y concienciación ambiental de cara a este 2019 recién iniciado, siguen dependiendo, en gran medida, de entidades privadas sin ánimo de lucro.

Mar de Fábula, que durante el 2018 estuvo a la vanguardia de la lucha contra los plásticos en el mar o la contaminación de los cruceros, acaba de recibir uno de los premios de la Confederación Galega de Asociacións Veciñais Rosalía de Castro, en el apartado de «defensa dos intereses da cidadanía galega», por su trabajo en la limpieza y cuidado del medio marino. Además, la iniciativa liderada por Xosé Manuel Barros, que cumple cinco años, está más viva que nunca, por lo que promete un año repleto de actuaciones, que no solo se limitarán a las limpiezas periódicas de lugares más o menos emblemáticos, sino que incluye actos de divulgación y presencia en foros, incluso internacionales, sobre todo para llamar la atención.

Los pescadores de entidades como Río e Mar o la Venatoria de Bergantiños también están entre los más destacados por el cuidado de sus cotos y demás espacios fluviales, con lo que para este ejercicio también tienen previstas nuevas actuaciones.

La asociación bergantiñana Senda Nova, por dimensión y variedad de frentes en los que actúan, hace un balance bastante negro del 2018 en cuanto a agresiones sufridas en todos los frentes, pero tampoco tira la toalla, como demuestra su catálogo de actividades realizadas, y en lo poco que va de año ya ha organizado desde una visita a los Ancares hasta otra entrega de sus Historias de Inverno.

Y aunque a nivel institucional también hay ejemplos positivos, como las numerosas campañas de Sogama o de departamentos municipales como los de Carballo, cada vez queda más claro que esta es una lucha de la ciudadanía y depende del compromiso social.